LA CABEZA DEL PERRO

ATLAS VIRTUAL

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 


Carlos López Plana -e-mail

Pedro Mayor Aparicio

Irina García Ispierto (*)

Manel López Béjar

 

Departament de Sanitat i d’Anatomia Animals

Facultat de Veterinària

Universitat Autònoma de Barcelona

 

(*) Departament de Producció Animal, Escola Tècnica Superior d'Enginyeria Agrària, Universitat de Lleida

 

Copyright © 2010: Los autores

 

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Introducción

 

La entrada en el Espacio Europeo de Educación Superior y el diseño de los nuevos títulos de Grado conllevan un cambio en la manera tradicional de llevar a cabo el proceso de enseñanza y aprendizaje, y pretenden conseguir un nuevo modelo educativo basado en el aprendizaje activo del estudiante. En este sentido, las Tecnologías de la Información y la Comunicación desempeñan un papel importante en la renovación de la metodología docente, y muy especialmente en materias donde la información iconográfica es fundamental, tal como es el caso de la Anatomía.

El Atlas que presentamos en forma de página web aporta más de un centenar de imágenes de diversas visiones de las distintas estructuras que conforman la cabeza del perro. La web es una continuación de otras páginas dedicadas igualmente a la anatomía del perro que han sido publicadas en los últimos años:

Músculos de los miembros del perro. Atlas virtual

Músculos del perro: cuello, tronco y cola. Atlas virtual

Los miembros del perro: Inervación y vascularización

Atlas de Osteología de los Mamíferos Domésticos

La idea de elaborar estos materiales educativos surge de la necesidad de buscar métodos docentes alternativos y pone a disposición del estudiante una herramienta de aprendizaje en soporte digital que se puede consultar en línea desde un ordenador. Pretendemos que este material educativo sea utilizado como refuerzo de las clases presenciales. Y que sirva también, de acuerdo con los postulados del Espacio Europeo de Educación Superior, de ayuda en el proceso de enseñanza y aprendizaje, facilitando el aprendizaje no presencial, autónomo y activo, y aumentando por tanto el protagonismo del alumno en su proceso formativo.

Ya en un ámbito más concreto, entre los objetivos específicos que el alumno puede alcanzar a través de la utilización del Atlas destacamos los siguientes:

Todas las preparaciones que se presentan en esta web se han realizado en piezas procedentes de cadáveres fijados mediante una solución de formaldehído. Ningún animal se sacrificó con el propósito de ser utilizado en el desarrollo de este trabajo. La terminología utilizada sigue, por lo general, las propuestas de "Nomenclatura anatómica veterinaria ilustrada" (1996), que recoge las últimas modificaciones incluidas en la 4ª edición de la Nomina Anatomica Veterinaria (1994).

 

Los autores agradecen la ayuda concedida por la Generalitat de Catalunya para la elaboración de este trabajo (Ajut per al finançament de projectes per a la millora de la qualitat docent a les universitats catalanes, MQD 2009-00033).

Asimismo, los autores agradecen la colaboración de Cristina Andreu, María José Maya y Ester Taberner, becarias de nuestro Departamento, en la realización de la obra.

 

Última actualización: Junio de 2013

 

 

 

 


 

¿Cómo utilizar el Atlas?

  • Se requiere la instalación del programa (es recomendable instalar la versión 6.0 o posterior).

  • Una vez abierto el Atlas, a la izquierda de la pantalla aparecen el Índice general (parte superior) y el Índice de Imágenes (parte inferior). El desplazamiento por estos dos índices permite, mediante un clic del ratón, ir por ejemplo al lugar del texto donde se encuentran los datos sobre los diferentes huesos, músculos, vasos o nervios. La descripción de cada uno de estos elementos incluye una relación de las imágenes más representativas donde dicho elemento aparece, que se abren tras hacer un clic sobre la referencia correspondiente.

  • Cada imagen contiene unas notas que se abren mediante un doble clic del ratón. En esas notas se hace constar la información necesaria para poder interpretar la disección (si es un plano superficial o profundo, qué estructuras se han eliminado para obtener la imagen, etc.), y se presenta el listado de elementos que permite la identificación de las estructuras más características visibles en la disección. Una vez abiertas, las notas pueden desplazarse por la pantalla pulsando en su barra superior y arrástrandolas con el ratón si limitan la buena visión de alguna zona de la imagen.

  • La utilización del zoom permite la ampliación de la imagen hasta un cierto límite sin una pérdida apreciable de la calidad. Es recomendable observar la imagen a pantalla completa (menú Ver>Pantalla completa).

  • Un clic sobre los botones situados en la parte superior derecha permite minimizar o cerrar la imagen y volver de nuevo al texto.

  • El desplazamiento por el Índice de Imágenes permite acceder a las diferentes imágenes independientemente del texto.

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    Abreviaturas utilizadas:
     

    A, Aa: Arteria, arterias
    M, Mm: Músculo,músculos
    N, Nn: Nervio, nervios 

    R, Rr: Ramo, rama, ramos, ramas
    V, Vv: Vena, venas
    C, T, L, S: hace referencia a cervical, torácico, lumbar o sacro respectivamente (en el caso de vértebras o nervios espinales, por ejemplo)



     

     

     

     

     

     

     

     


     

    Índice

     

    Huesos

    Cráneo
    Mandíbula
    Aparato hioideo
     

    Músculos

    Músculos faciales
    Músculos masticadores
    Músculos de la lengua
    Músculos de la faringe
    Músculos de la laringe
    Músculos del aparato hioideo
    Músculos extrínsecos del globo ocular
     

    Vascularización

    Arterias
    ----A carótida común
    ----A carótida externa
    ----A maxilar
    Venas
    ----V yugular externa
    ----V linguofacial
    ----V maxilar
    Linfocentros
    ----Linfocentro parotídeo
    ----Linfocentro mandibular
    ----Linfocentro retrofaríngeo
     

    Inervación

    Nn olfatorios
    N óptico
    N oculomotor
    N troclear
    N trigémino
    N abducente
    N facial
    N vestibulococlear
    N glosofaríngeo
    N vago
    N accesorio
    N hipogloso
    Ramo ventral del nervio C2
    Inervación simpática
       

     

     

     

    Esqueleto de la cabeza

    El esqueleto de la cabeza está formado por el cráneo, la mandíbula y el aparato hioideo (figura 1a). El cráneo, a su vez, se compone de un conjunto de huesos que se encuentran unidos entre sí mediante articulaciones fibrosas (suturas) y cartilaginosas (sincondrosis). Estas articulaciones, con la edad, se ven invadidas por tejido óseo y se transforman en sinóstosis, de manera que los límites entre los diferentes huesos se van haciendo cada vez más difíciles de discernir y pueden llegar a ser irreconocibles.

    La parte caudal del cráneo es el neurocráneo, que forma la cavidad craneana y encierra en su interior al encéfalo. La parte rostral del cráneo es el esplacnocráneo; el esplacnocráneo forma la cara del animal y además conforma cavidades como la cavidad nasal, la cavidad oral o la órbita. Los huesos que forman el neurocráneo son: parietal, frontal, temporal, occipital, basiesfenoides, presefenoides y etmoides; los tres primeros son pares, mientras que los cuatro restantes son impares. Los huesos que forman el esplacnocráneo son: incisivo, maxilar, nasal, zigomático, lagrimal, palatino, pterigoides y vómer. Todos ellos son pares a excepción del vómer, que es impar. El estudio de cada uno de los huesos individuales no tiene un especial interés desde el punto de vista práctico, de manera que la descripción del cráneo se hace considerándolo en conjunto.

    El hueso occipital forma la cara caudal del cráneo (figura 1b). En ella destaca, entre los dos cóndilos occipitales, el agujero magno, por donde el mielencéfalo se dirige caudalmente hacia el canal vertebral. Otros detalles destacados de la cara caudal del cráneo son la protuberancia occipital externa, las crestas nucales y las apófisis paracondilares.

    En una visión dorsal del cráneo (figura 1c) se aprecian claramente detalles como la protuberancia occipital externa, el proceso interparietal del hueso occipital, la cresta sagital externa, las líneas temporales y las apófisis cigomáticas del hueso frontal.

    En la visión lateral del cráneo (figura 1d) destacan, caudalmente, la bulla timpánica y el meato acústico externo. Caudalmente al meato acústico, entre la bulla timpánica y la apófisis mastoides, se encuentra el agujero estilomastoideo. A través de él sale de la cavidad craneana el nervio facial (VII nervio craneal). El arco cigomático está formado por la contribución de los huesos temporal y cigomático; en la parte caudal del arco cigomático se sitúa la zona articular para la mandíbula, limitada caudalmente por la apófisis retroarticular. La fosa temporal, que se dispone dorsalmente a la zona articular, sirve de origen al músculo temporal y se extiende por el hueso parietal y buena parte de la porción escamosa del temporal.

    Al cortar y retirar el arco cigomático se pueden apreciar las paredes óseas de la órbita ocular (figura 1e). La órbita, que tiene forma cónica, se encuentra entre la cresta orbitotemporal y la cresta orbitaria ventral. El borde orbitario, que forma la base del cono imaginario al que se asemeja la órbita, es incompleto; sólo está formado por hueso dorsal, medial y ventralmente; lateralmente el borde de la órbita se completa por medio del ligamento orbitario, que se dispone uniendo la apófisis cigomática del frontal y el arco cigomático (figura 3a). En la parte ventromedial del borde orbitario se encuentra la fosa del saco lagrimal y la entrada del canal nasolagrimal (figura 1f).

    En el vértice de la órbita se disponen tres orificios (figuras 1e y 1f). El más dorsal es el canal óptico; a través de él discurre el nervio óptico (II nervio craneal) en su trayecto entre el globo ocular y el encéfalo. El segundo orificio del vértice de la órbita es la fisura orbitaria; por ella discurren los nervios oculomotor (III nervio craneal), troclear (IV), oftálmico (ramo del nervio trigémino, V) y abducente (VI). Todos estos nervios se dirigen a inervar el globo ocular o alguno de los órganos accesorios del ojo. El orificio más ventral del vértice de la órbita es el agujero alar rostral; por él surgen el nervio maxilar (ramo del nervio trigémino, V), que desde la cavidad craneana se dirige rostralmente para inervar estructuras faciales, y la arteria maxilar, que tras atravesar el canal alar está destinada a vascularizar las estructuras faciales. El canal alar está excavado en el ala del hueso basiesfenoides, entre los agujeros alar caudal y alar rostral.

    Ventralmente a la cresta orbitaria ventral se dispone la fosa pterigopalatina (figuras 1e y 1f); en esta amplia zona se origina el músculo pterigoideo medial. En la parte rostral de la fosa pterigopalatina se encuentran otros tres orificios; los tres permiten el paso de los ramos del nervio y de la arteria maxilar hacia las diversas estructuras y regiones de la cara. El nervio y la arteria infraorbitarios, que son la prolongación del nervio y de la arteria maxilar, penetran por el agujero maxilar. Éste es el orificio más dorsal del grupo y permite la entrada al canal infraorbitario. El agujero esfenopalatino, dispuesto ventralmente al agujero maxilar, permite el paso del nervio nasal caudal y de la arteria esfenopalatina hacia la cavidad nasal. El agujero palatino caudal, que es el más ventral de los tres, es la entrada del canal palatino mayor y permite el paso del nervio y de la arteria palatinos mayores en su trayecto hacia el paladar. El canal infraorbitario, que atraviesa el hueso maxilar, termina en el agujero infraorbitario; este orificio se aprecia claramente en la zona lateral de la cara (figura 1g) y a su través surgen los ramos de la arteria y del nervio infraorbitarios en su trayecto hacia la región nasal lateral y el labio superior.

    Una visión ventral del cráneo permite observar la base del cráneo, el paladar óseo y, entre ambas áreas, la zona de las coanas (figuras 1h). La base del cráneo constituye el suelo de la cavidad craneana. En su formación colaboran los huesos occipital, temporal, basiesfenoides y preesfenoides. Allí se pueden volver a observar estructuras como el agujero magno, enmarcado por los dos cóndilos occipitales, la apófisis paracondilar y la bulla timpánica (figura 1i). Entre la bulla timpánica, que pertenece al hueso temporal, y el occipital queda el agujero yugular. A través de éste salen de la cavidad craneana los nervios glosofaríngeo (IX nervio craneal), vago (X) y accesorio (XI). Caudalmente al agujero yugular, y bastante más pequeño que él, se encuentra el canal hipogloso, que permite la salida del nervio hipogloso (XII nervio craneal) (figura 1i). Rostralmente a la bulla timpánica se distingue la apófisis muscular, que sirve de origen a algunos de los músculos del paladar blando. En la misma zona se encuentran también la entrada del canal musculotubárico y del canal carotídeo. El canal musculotubárico permite la entrada de la trompa faringotimpánica hacia la cavidad del oído medio. El canal carotídeo, medial al anterior, permite el paso de la arteria carótida interna hacia la cavidad craneana. El agujero oval, que es bastante más grande que los anteriores, se sitúa más rostralmente; por este orificio sale de la cavidad craneana el nervio mandibular (ramo del nervio trigémino, V nervio craneal). Rostralmente al agujero oval se sitúa el agujero alar caudal, por donde penetra la arteria maxilar en su trayecto hacia la cara.

    Las coanas son las aberturas que comunican las cavidades nasales con la nasofaringe (figura 1h y 1j). Se sitúan entre los huesos palatinos y pterigoideos, lateralmente, y la base del cráneo dorsalmente. Más rostralmente se encuentra el paladar duro, limitado lateral y rostralmente por los dientes superiores, y constituído por los huesos palatino, maxilar e incisivo (figura 1j). En la parte caudal del paladar óseo se encuentran los agujeros palatinos mayor y menor; son la salida del canal palatino mayor, y a través de ellos surgen los vasos palatinos mayores que se dirigen a vascularizar la mucosa que cubre el paladar. En la parte rostral del paladar aparecen las fisuras palatinas.

     

    Mandíbula

    Las dos mitades de la mandíbula se unen rostralmente por medio de la sínfisis mandibular (figura 1k). El cuerpo, que es la parte horizontal de la mandíbula, incluye los alveolos para los dientes inferiores. Su parte rostral presenta los agujeros mentonianos, por los que surgen los ramos de los vasos y nervio alveolares inferiores; dichos ramos, tras distribuirse por los dientes inferiores salen del canal mandibular para dirigirse hacia la región del mentón y el labio inferior (figuras 1k y 1l).

    La rama, situada caudalmente, es la parte vertical de la mandíbula (figura 1k). En la rama se insertan los músculos masticadores. Su extremo dorsal es la apófisis coronoides, que s¡rve de inserción al músculo temporal. En la cara lateral se encuentra la fosa masetérica, donde se inserta el músculo masetero. En la cara medial está la fosa pterigoidea, poco marcada, donde se inserta el músculo pterigoideo medial. También en la cara medial, el agujero mandibular es la entrada del canal mandibular; por allí penetran la arteria y nervio alveolares inferiores en su camino hacia los dientes inferiores y la región mentoniana. La apófisis condilar sirve para articularse con la fosa mandibular del hueso temporal (figuras 1a y 1m); ambas superficies articulares contribuyen pues a formar la articulación temporomandibular. La apófisis angular se dispone caudoventralmente (figuras 1k y 1l); en ella se insertan los músculos masetero y digástrico.

     

    Aparato hioideo

    El aparato hioideo, o hioides, está constituído por un conjunto de pequeños huesos que, desde la base del cráneo, se dirigen ventralmente para formar el aparato de sostén de la lengua, la faringe y la laringe (figuras 1a y 1m). Los huesos que forman el hioides son el estilohioides, epihioides, ceratohioides, basihioides y tirohioides (figura 1n). Todos son pares a excepción del basihioides, al que también se le llama cuerpo del hioides, que es único y se dispone transversalmente.

     


     

    Músculos de la cabeza

    Siguiendo criterios ontogénicos y funcionales, se reconocen en la cabeza los siguientes grupos musculares:

    Músculos faciales
    Músculos masticadores
    Músculos de la lengua
    Músculos de la faringe
    Músculos de la laringe

    Músculos del aparato hioideo
    Músculos extrínsecos del globo ocular

     

    Músculos faciales

    Los músculos faciales derivan del II arco faríngeo y están inervados por el nervio facial. Son responsables de la expresión de la cara. 

    La capa más externa de la musculatura facial está formada por el Músculo esfínter superficial del cuello. Sus fibras son transversales y muy superficiales, por lo que frecuentemente queda unido a la piel. En el curso de la disección es pues más fácil observarlo sobre la piel retirada.

    La capa media de la musculatura facial está representada por el Platisma. Sus fibras, dispuestas longitudinalmente, cubren parte de la cara y del cuello (figura 2a). Actúa retrayendo caudalmente la comisura de los labios y moviendo la piel de la cabeza.

    La capa interna de la musculatura facial está representada por el Músculo esfínter profundo del cuello y por un amplio grupo de diversos y pequeños músculos distribuidos por la cara alrededor o en las proximidades de las aberturas naturales. El Músculo esfínter profundo del cuello, que se extiende bajo el platisma, está formado por una capa discontinua de fibras dispuestas transversalmente (figuras 2a y 2b). Dentro del grupo de pequeños músculos que se sitúan junto a las aberturas naturales se pueden diferenciar a) los músculos de los labios, narinas y mejillas; b) los músculos de los párpados; y c) los músculos auriculares.

    a) Músculos de los labios, narinas y mejillas. Los más relevantes son los siguientes:

    M orbicular de la boca: Queda incluido dentro de los labios, de los que es su principal componente. Se sitúa formando un anillo alrededor de la abertura de la boca (figura 2b). Cuando actúa cierra la abertura de la boca y colabora en la succión.

    M buccinador: Une el maxilar y la mandíbula, formando la pared lateral de la cavidad bucal y la base de la región de la mejilla (figuras 2c y 3a). Colabora en la masticación, ya que cuando se contrae estrecha el vestíbulo oral y lleva el alimento desde el vestíbulo hacia los dientes y la parte central de la boca.

    M elevador nasolabial: Une la región nasal dorsal con el ala de la nariz y el labio superior (figuras 2a y 2b). Dilata la narina y eleva el labio superior.

    M elevador del labio superior: Se encuentra cubierto por el músculo elevador nasolabial. Se origina en el hueso maxilar, bajo el agujero infraorbitario, y se inserta en el ala de la nariz y el labio superior. Actúa dilatando la narina y elevando el labio superior (figura 2e).

    M canino: Se dispone ventralmente al músculo elevador del labio superior (figura 2e). Su función es similar a la del M elevador del labio superior.

    M cigomático: Se extiende entre el cartílago escutiforme y el ángulo de la boca (figuras 2a y 2c). Dirige caudalmente el ángulo de la boca o mueve rostralmente el cartílago escutiforme.

    b) Músculos de los párpados. Este grupo incluye:

    M frontal: Se dispone en la región frontal, entre el cartílago escutiforme y el párpado superior (figuras 2a y 2b). Desplaza rostralmente el cartílago escutiforme o, al mover la piel de la región frontal, eleva el párpado superior.

    M orbicular del ojo: Está incluído dentro de los párpados. Se dispone rodeando como un esfínter a la abertura palpebral (figuras 2a, 2e y 2f), de manera que cuando se contrae cierra los párpados.

    M retractor del ángulo lateral del ojo: Este pequeño músculo se extiende lateralmente desde el ángulo lateral del ojo (figuras 2a, 2e y 2f). Como su nombre indica, su contración retrae el ángulo lateral.

    M elevador del ángulo medial del ojo: Este pequeño músculo se extiende dorsalmente desde el ángulo medial del ojo (figura 2f).

    M elevador del párpado superior (ver el grupo de Músculos extrínsecos del globo ocular).

    c) Músculos auriculares. Constituyen un grupo numeroso de músculos que desde orígenes diversos convergen insertándose en el pabellón auricular, de forma que cuando actúan pueden mover la oreja en varias direcciones. Varios de estos músculos tienen inserciones en el cartílago escutiforme, que se localiza sobre el músculo temporal rostralmente a la oreja (figuras 3b y 3d). De acuerdo con su situación los músculos auriculares se clasifican en cuatro grupos: rostral, dorsal, ventral y caudal.

    Grupo rostral. Se extiende entre el cartílago escutular, o el cráneo, y el oído.

    Mm escutuloauriculares superficiales dorsal (figuras 2a y 2b), accesorio (figura 2i) y medio (figura 2i). Se sitúan entre el cartílago escutiforme y la concha auricular. Son rotadores internos del pabellón auricular.

    Mm escutuloauriculares profundos mayor y menor (figura 2j). Se extienden entre la cara interna del cartílago escutiforme y la concha auricular. Son rotadores externos.

    M cigomáticoauricular (figuras 2a y 2b). Se desprende del músculo frontal y se une al borde rostral del pabellón. Es un rotador interno.

    Grupo dorsal. Se extiende entre la línea dorsal media y el cartílago escutiforme o la concha auricular.

    M interescutular (figura 2g). Une ambos cartílagos escutulares, a los que fija.

    M parietoescutular (figura 2i). Une el hueso parietal con el cartílago escutiforme. Fija el cartílago.

    M parietoauricular (figura 2i). Une el hueso parietal con la concha auricular. Actúa elevando la concha.

    Grupo caudal. Se dispone en la región retroauricular, situándose entre el rafe dorsal medio del cuello y el cartílago escutiforme o la concha auricular.

    M cervicoescutular (figuras 2g y 2h). Desde la línea cervical media llega hasta el cartílago escutiforme. Fija el cartílago y lo dirige caudalmente.

    M cervicoauricular superficial (figuras 2g y 2h). Desde la línea cervical media llega hasta la concha auricular. Actúa elevando la concha.

    M cervicoauricular profundos (figuras 2h y 2j). Se sitúan profundamente al músculo anterior. Desde la protuberancia occipital externa se dirigen hacia la base de la concha auricular. Son rotadores externos.

    Grupo ventral. Se dispone en la región parotídea.

    M parotidoauricular (figuras 2b y 2c). Es muy superficial. Se origina en la fascia cervical a la altura de la región laríngea y se inserta en la parte ventral de la concha. Deprime la oreja.

     

    Músculos masticadores

    El músculo temporal, el músculo masetero y los músculos pterigoideos forman el grupo de músculos masticadores (figura 3a). Comparten origen embrionario, ya que derivan del I arco faríngeo, e inervación, ya que están inervados por el nervio mandibular. Todos ellos elevan la mandíbula e intervienen, por tanto, en el cierre de la boca. El músculo digástrico, aunque desde el punto de vista ontogénico no pertenece al grupo, colabora con los músculos masticadores.

    M temporal (figuras 3a, 3b y 3d). Se origina en la fosa temporal y se inserta en la apófisis coronoides de la mandíbula (figura 3c).
    Función: eleva la mandíbula.
    Inervación: Nervio mandibular.

    M masetero (figuras 2c y 3a). Se origina en el arco cigomático y en la parte caudal del hueso maxilar y se inserta en la fosa masetérica de la mandíbula. En función de la dirección que toman sus fibras se distinguen las porciones superficial, que es la más grande, media (figura 3e) y profunda (figura 3f).
    Función: eleva la mandíbula.
    Inervación: Nervio mandibular.

    Mm pterigoideos. Los dos músculos pterigoideos se disponen medialmente a la mandíbula. El músculo pterigoideo medial es, con diferencia, el más grande, y también el más rostral de los dos. Se origina en la fosa pterigopalatina del cráneo y se inserta en la fosa pterigoidea de la mandíbula y en la cara medial de la apófisis angular (figuras 3g y 3h). El músculo pterigoideo lateral es mucho más pequeño y se sitúa caudalmente al medial (figura 3h). Se origina en la cara lateral del hueso esfenoides y se inserta en la cara medial del cóndilo de la mandíbula.
    Función: ambos músculos elevan la mandíbula.
    Inervación: Nervio mandibular.

    M digástrico (figuras 2c, 3b y 3i). Se origina en la apófisis paracondilar del occipital y se inserta en el borde ventral de la mandíbula.
    Función: Abre la boca.
    Inervación: La doble inervación del músculo es una muestra de su doble origen ontogénico. El nervio facial inerva el vientre caudal (que deriva del II arco faríngeo). El nervio mandibular inerva el vientre rostral (que deriva del I arco faríngeo). Ambos vientres, en el caso del perro, están separados únicamente por una intersección tendinosa que no siempre es bien identificable.

     

    Músculos de la lengua

    Los músculos linguales son los responsables de los movimientos de la lengua (figura 4a). Se clasifican, según su disposición, en extrínsecos e intrínsecos. Los músculos extrínsecos son el estilogloso, el hiogloso y el geniogloso. El músculo intrínseco recibe también el nombre de músculo propio de la lengua. Todos ellos están inervados por el nervio hipogloso.

    M estilogloso (figuras 4a y 4b). Se origina en el hueso estilohioides y se inserta a lo largo de la lengua.
    Función: dirige la lengua caudalmente.
    Inervación: Nervio hipogloso.

    M hiogloso (figuras 4a y 4b). Se origina en el basihioides y en el tirohioides. Se inserta en los dos tercios caudales de la lengua.
    Función: dirige la lengua caudalmente y la deprime.
    Inervación: Nervio hipogloso.

    M geniogloso (figuras 4a, 4b y 4c). Se origina en la cara medial de la mandíbula, junto a la sínfisis mandibular. Enseguida se ensancha en abanico para terminar insertándose a lo largo de casi toda la lengua.
    Función: debido a la amplitud de su inserción la función es muy variable. Mueve la lengua rostralmente y la deprime
    Inervación: Nervio hipogloso

    M propio de la lengua. Está formado por fascículos que, de acuerdo con la dirección que toman sus fibras, se denominan longitudinales, transversales y perpendiculares (figuras 10a y 10b).
    Función: acorta la lengua y hace que se vuelva rígida.
    Inervación: Nervio hipogloso.

     

    Músculos de la faringe

    Los músculos faríngeos, que derivan del arco faríngeo III, forman la capa muscular de la pared faríngea (figuras 3a, 4a, 5a y 5b). Actúan durante la deglución, de manera que su contracción coordinada y sucesiva forma una onda peristáltica que facilita la progresión del bolo alimenticio (figura 5e). Todos ellos están inervados por el plexo faríngeo, que está constituido por la red nerviosa que forman los nervios glosofaríngeo y vago.

    M hiofaríngeo (figuras 5c y 5d). Se origina en el tirohioides y se inserta en el rafe dorsal medio de la faringe
    Función: es constrictor de la faringe

    M tirofaríngeo (figuras 5c y 5d). Se origina en el cartílago tiroides y se inserta en el rafe dorsal medio de la faringe
    Función: es constrictor de la faringe

    M cricofaríngeo (figuras 5c y 5d). Se origina en el cartílago cricoides y se inserta en el rafe dorsal medio de la faringe
    Función: es constrictor de la faringe

    M estilofaríngeo (figuras 5c y 5d)
    Se origina en el estilohioides y se inserta en la parte rostral de la pared faríngea.
    Función: es el único dilatador de la faringe

    M pterigofaríngeo (figuras 5c y 5d). Se origina en la apófisis ganchosa del pterigoides y se inserta en el rafe dorsal medio de la faringe
    Función: es constrictor de la faringe

    M palatofaríngeo. Se origina en el hueso palatino y en el paladar blando y se inserta en el rafe dorsal medio de la faringe
    Función: es constrictor de la faringe

     

    Músculos del paladar blando

    El paladar blando es la prolongación del paladar óseo. Se dispone entre la nasofaringe, que queda dorsalmente, y la orofaringe, situada ventralmente (figuras 10a y 10b). En el paladar blando se insertan los pequeños músculos tensor y elevador del velo del paladar, que actúan movilizando el paladar blando durante la deglución (figura 5e).

    M tensor del velo del paladar (figuras 5c y 5d). Se origina en la apófisis muscular del temporal y termina irradiando en el paladar blando
    Función: actúa tensando el paladar blando
    Inervación: N mandibular

    M elevador del velo del paladar (figuras 5c y 5d). Se origina en la apófisis muscular del temporal y termina irradiando en la parte caudal del paladar blando.
    Función: eleva la parte caudal del paladar blando
    Inervación: Nn glosofaríngeo y vago (plexo faríngeo)

     

    Músculos de la laringe

    La laringe, que está suspendida de la base del cráneo por medio del hioides, se dispone ventralmente a la faringe y caudalmente a la mandíbula (figuras 3a, 5a y 5c). Los músculos laríngeos se disponen uniendo los cartílagos de la laringe y actúan provocando movimientos entre ellos y modificando por tanto las características de la cavidad de la laringe y de sus paredes. Derivan del IV arco faríngeo y están inervados por los nervios laríngicos craneal y caudal, que son ramos del nervio vago.

    M cricotiroideo (figuras 5c y 6a). Se origina en el arco del cartílago cricoides y se inserta en la parte caudal de la lámina del tiroides.
    Función: Su contracción hace bascular caudalmente la lámina del cricoides, lo que tensa los pliegues vocales.
    Inervación: Ramo externo del N laríngeo craneal.

    M cricoaritenoideo dorsal (figuras 6a, 6b y 6f). Se origina en la lámina del cartílago cricoides y se inserta en la apófisis muscular del aritenoides.
    Función: es un dilatador de la glotis.
    Inervación: N laríngeo caudal.

    M cricoaritenoideo lateral (figuras 6b, 6c y 6d). Se origina en el arco del cartílago cricoides y se inserta en la apófisis muscular del aritenoides.
    Función: es un adductor de la glotis.
    Inervación: N laríngeo caudal.

    M tiroaritenoideo (figura 6b). Se origina en el cartílago tiroides y se inserta en la apófisis muscular del cartílago aritenoides.
    Función: Ajusta la tensión de los pliegues vocales y contribuye al cierre de la glotis.
    Inervación: N laríngeo caudal.

    M vocal (figura 6c, 6d y 6e). Se origina en el cartílago tiroides y se inserta en la apófisis vocal del aritenoides.
    Función: Ajusta la tensión de los pliegues vocales.
    Inervación: N laríngeo caudal.

    M ventricular (figuras 6b y 6c). Se origina en la apófisis cuneiforme del cartílago aritenoides y se inserta en el cartílago interaritenoideo, donde se une al músculo contralateral.
    Función: Contribuye al cierre de la glotis.
    Inervación: N laríngeo caudal.

    M aritenoideo transverso (figuras 6b y 6f). Se origina en la apófisis muscular del cartílago aritenoides y se inserta en el cartílago interaritenoideo, donde se une al músculo contralateral.
    Función: Contribuye al cierre de la glotis.
    Inervación: N laríngeo caudal.

    M hioepiglótico (figura 6g). Se origina en el ceratohioides y se inserta en la epiglotis.
    Función: dirige a la epiglotis ventralmente.
    Inervación: N laríngeo caudal.

     

    Músculos del aparato hioideo

    Los músculos hioideos forman un grupo muscular que tienen como común denominador el hecho de insertarse en el aparato hioideo (figuras 3a y 7b). Cuando se contraen provocan movimientos en el hioides y, en consecuencia, mueven también órganos como la faringe, la laringe y la lengua, con los que el hioides se encuentra estrechamente asociado (figura 7c). Algunos de ellos, los llamados músculos hioideos caudales (esternohioideo, esternotiroideo), pertenecen al grupo de músculos ventrales del cuello (figuras 3a y 7b) (Ver Músculos del perro: Cuello, tronco y cola. Atlas virtual). El resto de músculos hioideos se describen a continuación.

    M tirohioideo (figura 3a y 7b). Une el cartílago tiroides y el tirohioides.
    Función: Dirige el hioides caudalmente o la laringe rostralmente.
    Inervación: Ramo ventral del I nervio cervical y N hipogloso (forman el asa cervical).

    M estilohioideo (figuras 7a y 7b). Es un fino músculo que se origina en el timpanohioides y en el estilohioides y se inserta en el basihioides. Es inconstante.
    Función: eleva el basihioides.
    Inervación: N facial.

    M milohioideo (figura 3a y 7d). Este músculo, que se dispone cerrando ventralmente el espacio intermandibular, se origina en la cara medial de la mandíbula y se inserta, junto con el músculo contralateral, en un rafe fibroso medio. La parte más caudal termina en el basihioides.
    Función: dirige el hioides rostralmente.
    Inervación: N mandibular.

    M genihioideo (figuras 4a, 7b, 7f y 7g). Se origina en la parte rostral y medial del cuerpo de la mandíbula y se inserta en el basihioides.
    Función: dirige el hioides rostralmente.
    Inervación: N hipogloso.

    M ceratohioideo (figura 7e). Une el tirohioides con el ceratohioides.
    Función: dirige la laringe rostralmente.
    Inervación: N glosofaríngeo.

    M occipitohioideo (figura 7c). De tamaño minúsculo, se origina en la apófisis paracondilar del occipital y se inserta en el estilohioides.
    Función: Desplaza caudalmente el estilohioides.
    Inervación: N facial.

     

    Músculos extrínsecos del globo ocular

    Los músculos extrínsecos del globo están rodeados por la periórbita (figuras 3i, 4a, 8a y 8b). Considerados en conjunto, se disponen formando un cono cuyo vértice está en el vértice de la órbita ocular y cuya base se encuentra en el propio globo ocular (figuras 7c y 8c). Se originan, con la excepción del M oblicuo ventral, en el vértice de la órbita ocular, en los bordes del canal óptico y de la fisura orbitaria. Todos se insertan en la túnica fibrosa del globo, en la zona próxima al ecuador del mismo.

    Mm rectos (figuras 8c y 8d). Los cuatro músculos rectos (dorsal, ventral, lateral y medial) se originan en el borde del canal óptico. Desde allí se dirigen rostralmente al tiempo que divergen para terminar insertándose, por delante del ecuador, en las zonas dorsal, ventral, lateral y medial, respectivamente, del globo ocular.
    Función: Los músculos recto dorsal y recto ventral provocan el giro del globo ocular alrededor de un eje horizontal que atraviesa el ecuador del mismo. Los músculos recto lateral y recto medial provocan el giro del globo ocular alrededor de un eje vertical que atraviesa el ecuador del mismo.
    Inervación: N oculomotor (Mm rectos dorsal, ventral y medial). N abducente (M recto lateral).

    M retractor del globo ocular (figuras 8e y 8f). Está formado por cuatro fascículos que se originan alrededor de la fisura orbitaria y que van divergiendo conforme se aproximan a la zona del ecuador del globo ocular, donde se insertan caudalmente a él. Se encuentra cubierto por los cuatro músculos rectos y cubre, a su vez, al nervio óptico.
    Función: retrae el globo ocular.
    Inervación: N abducente.

    M oblicuo dorsal (figura 8g). Se dispone dorsomedialmente al resto de músculos oculares. Se origina en el vértice de la órbita, en el borde del canal óptico. Aprovecha el paso por la tróclea situada en la parte dorsomedial de la órbita para modificar bruscamente la dirección de su tendón de inserción, que termina en el ecuador del globo bajo el tendón del músculo recto dorsal.
    Función: Provoca el giro del globo alrededor del eje que atraviesa los dos polos del mismo, de forma que su parte dorsal se dirige medial y ventralmente.
    Inervación: N troclear.

    M oblicuo ventral (figuras 8c y 8d). Se origina en la parte rostral de la fosa pterigopalatina y se inserta, bajo el tendón del músculo recto lateral, en el ecuador del globo. Es el único componente del grupo que no procede del vértice de la órbita y, por tanto, no forma parte del cono muscular que se dispone en la órbita ocular.
    Función: Provoca el giro del globo alrededor del eje que atraviesa los dos polos del mismo, de forma que su parte ventral se dirige medial y dorsalmente.
    Inervación: N oculomotor.

    M elevador del párpado superior (figuras 8h). Aunque este músculo no pertenece, desde el punto de vista funcional, al grupo de músculos extrínsecos del globo ocular, si que corresponde sin embargo cuando se tienen en cuenta los puntos de vista ontogénico o topográfico. De hecho, se origina, como la mayor parte de ellos, en el vértice de la órbita. Desde allí se dirige rostralmente, dispuesto dorsalmente al músculo recto dorsal, para terminar insertándose en el párpado superior. Es pues un componente del cono muscular que, cubierto por la periórbita, ocupa la cavidad orbitaria.
    Función: eleva el párpado superior
    Inervación: está inervado por el nervio oculomotor, lo que es una muestra de la relación ontogénica entre éste y otros músculos extrínsecos del globo ocular.

     

     


     

    Vasos de la cabeza

    Arterias

    La sangre arterial llega a la cabeza por medio de las dos arterias carótidas comunes, izquierda y derecha, que ascienden desde la cavidad torácica a lo largo del cuello. Durante su trayecto cervical cada una de las carótidas discurre dorsolateralmente a la tráquea en el espacio visceral del cuello (figuras 9a y 11a) donde, rodeada por la vaina carotídea, va acompañada por el tronco vagosimpático y la vena yugular interna. Si bien la arteria carótida común emite a lo largo del cuello pequeñas ramas para la tráquea y el esófago, la arteria tiroidea craneal es su única rama destacable. La arteria tiroidea craneal (figura 9b) participa en la vascularización de la glándula tiroides y de la laringe.

    Sobre la pared lateral de la faringe, la arteria carótida común termina su recorrido bifurcándose para dar lugar a las arterias carótida externa y carótida interna (figuras 9a y 9b). La arteria carótida interna, que es la de menor diámetro, se dirige rostrodorsalmente hacia la cavidad craneana, donde irrigará el encéfalo. En el lugar de origen de la arteria carótida interna se encuentran el seno carotídeo y el cuerpo carotídeo.

    La arteria carótida externa, de mayor calibre, es la prolongación de la arteria carótida común (figura 9l). Sus principales ramas, que participan en la vascularización de todas las estructuras de la cabeza a excepción del encéfalo, son las siguientes:

    A occipital. Se dirige dorsalmente hacia la parte craneal del cuello y la región occipital (figura 9m).

    A laríngea craneal. Se dirige ventralmente hacia la laringe (figura 9m).

    A auricular caudal (figura 9l). Tiene un diámetro importante. Además de dirigirse a la oreja, participa en la vascularización de las glándulas parótida y mandibular, del músculo temporal e incluso de algunos músculos cervicales.

    A lingual. Toma una dirección rostroventral dirigiéndose hacia la lengua (figuras 9l y 9m).

    A facial. Se dirige rostroventralmente (figuras 9l y 9m), atraviesa la parte caudal del espacio intermandibular, donde emite la arteria sublingual y, tras cruzar el borde ventral de la mandíbula, se dispone en la cara. Sus ramas llegan a los labios y el ángulo de la boca (figuras 9d y 9f).

    A temporal superficial. Se dirige en un principio dorsalmente (figuras 9l y 9m), si bien luego se incurva rostralmente para disponerse sobre el músculo temporal (figura 9e), al que irriga, y llegar hasta los párpados. Emite la arteria auricular rostral, que participa en la vascularización de la oreja.

    A maxilar. Es la prolongación de la arteria carótida externa una vez que ésta ha emitido la arteria temporal superficial. De gran calibre, se incurva pasando caudalmente a la articulación temporomandibular para dirigirse hacia el canal alar (figuras 1f, 9g y 9m). Antes de atravesar el canal alar la arteria maxilar emite varias ramas. Las de mayor calibre son la arteria alveolar inferior y la arteria temporal profunda caudal. Una vez atravesado el canal alar la arteria maxilar se sitúa en la fosa pterigopalatina, sobre el vientre del músculo pterigoideo medial (figura 9g y 9h), donde da lugar sucesivamente a las arterias oftálmica externa, temporal profunda rostral, bucal, palatina menor, palatina descendente e infraorbitaria.

    A alveolar inferior (figuras 9g y 9m). A través del agujero mandibular se introduce en el canal mandibular (figuras 9i y 9j), atravesando la mandíbula mientras emite ramas dentarias para los dientes inferiores. En la parte rostral de la mandíbula, la arteria alveolar inferior continúa formando las ramas mentonianas, que surgen a través de los agujeros mentonianos para vascularizar la región del mentón y del labio inferior (figuras 3b y 9q).

    A temporal profunda caudal (figuras 9h y 9m). Se dirige al músculo temporal.

    A oftálmica externa (figuras 9h y 9p). Entra en la periórbita para dirigirse al globo ocular y sus órganos accesorios.

    A temporal profunda rostral (figuras 9h y 9p). Se dirige al músculo temporal.

    A bucal. Se dirige a la zona de los carrillos (figuras 9h y 9p)

    A palatina menor. Se dirige al paladar (figura 9p).

    A palatina descendente (figura 9p). Se bifurca rápidamente dando lugar a la arteria esfenopalatina, que se dirige a la cavidad nasal, y a la arteria palatina mayor, que se dirige al paladar.

    A infraorbitaria (figura 9l). Es la continuación de la arteria maxilar. Penetra a través del agujero maxilar en el canal infraorbitario, donde da lugar a varias ramas alveolares. Tras salir del canal por el agujero infraorbitario da lugar a sus ramas terminales (figuras 3b y 9q), que son las arterias dorsal y lateral de la nariz. Ambas llegan hasta las regiones del hocico y del labio superior.

     

    Venas

    La vena yugular externa, que discurre superficialmente a lo largo del cuello, es la principal responsable de llevar a cabo el drenaje venoso de la cabeza. Se forma por la unión de las venas linguofacial y maxilar (figuras 2b y 2c).

    La vena linguofacial se forma por la unión de las venas lingual y facial (figura 9f). La vena facial, que recorre la cara, se forma por la confluencia de las venas angular del ojo y de la vena dorsal de la nariz, y va recibiendo sucesivamente a las venas lateral de la nariz, labial superior, facial profunda y labial inferior (figuras 9f y 9c).
    La vena lingual (figura 9f), por su parte, procede de la lengua. Recibe el arco venoso hioideo, que es un vaso dispuesto transversalmente que une las venas linguales de ambos lados corporales.

    En la formación de la vena maxilar intervienen el plexo oftálmico, que participa en el drenaje venoso de las estructuras de la órbita del ojo, y el plexo palatino, que es el responsable del drenaje venoso del paladar. Entre sus tributarias se encuentran las venas temporal superficial y auricular caudal (figura 9c).

     

    Linfocentros

    El linfocentro parotídeo está formado por uno, o a veces dos, nódulos parotídeos. Son de pequeño tamaño y se sitúan bajo el borde rostral de la glándula parótida (figura 9c). Reciben linfa de las zonas dorsocaudales de la cabeza (regiones del cráneo).

    El linfocentro mandibular está formado por dos o tres nódulos mandibulares que se sitúan ventralmente al ángulo de la mandíbula y junto a la bifurcación de la vena linguofacial (figuras 2c y 9c). Son bastante más grandes que los nódulos parotídeos y, al ser muy superficiales, son perfectamente palpables. Reciben linfa de las regiones rostroventrales de la cabeza (regiones de la cara)

    El linfocentro retrofaríngeo está formado por el nódulo retrofaríngeo medial. Este nódulo, de gran tamaño, se sitúa en la fosa retromandibular, bajo el ala del atlas y sobre la pared lateral de la faringe (figuras 3a, 9a y 9k). Recibe linfa de estructuras profundas de la cabeza, incluyendo la lengua, las paredes de las cavidades nasal y oral, la faringe y la laringe. La linfa que ha pasado previamente por los linfocentros parotídeo y mandibular pasa también por el nódulo retrofaríngeo medial.

     

     


     

    Inervación de las estructuras cefálicas

    La inervación de las estructuras de la cabeza corre a cargo de los nervios craneales. Algunos de los nervios craneales (I, II y VIII) son exclusivamente sensitivos y están relacionados, respectivamente, con los órganos del olfato, de la visión y del oído. Otros nervios craneales (III, IV, VI y XII) inervan músculos de origen somítico, como es el caso de los músculos extrínsecos del globo ocular y de la lengua. Los nervios V, VII, IX y X inervan los músculos de los arcos viscerales.

    Diversos nervios craneales (III, VII, IX y X) disponen de núcleos parasimpáticos en el tronco del encéfalo; estos nervios incluyen, además de las fibras que inervan a los músculos esqueléticos, fibras vegetativas parasimpáticas que están destinadas a inervar distintas estructuras glandulares o músculo liso. Además, fibras vegetativas simpáticas postsinápticas aprovechan el trayecto de algunos de los nervios craneales para, desde el ganglio cervical craneal, dirigirse a los órganos a los que inervan.

    Algunos nervios espinales participan también en la inervación de la cabeza. Es el caso del nervio C2, algunos de cuyos ramos colaboran en la inervación sensitiva de la piel cefálica.

     

    Nn olfatorios (I nervio craneal)

    El primer nervio craneal está constituido por multitud de filamentos que atraviesan la lámina cribosa del etmoides (figura 10a), y no por un único tronco nervioso como es el caso de otros nervios. Los filamentos olfatorios contienen las fibras sensitivas que transmiten la sensibilidad olfatoria desde la mucosa nasal hasta el bulbo olfatorio.

     

    N óptico (II nervio craneal)

    El nervio óptico contiene las fibras ópticas que se dirigen desde la retina hasta el encéfalo, atravesando la pared craneal a través del canal óptico (figuras 1e y 1f). El recorrido del nervio en la cavidad orbitaria, desde el vértice de la órbita hasta el polo caudal del globo ocular, está protegido por los músculos rectos y el músculo retractor del globo ocular (figuras 8e y 8f).

     

    N oculomotor (III nervio craneal)

    El nervio oculomotor es un nervio motor para diversos músculos extrínsecos del ojo. Sale de la cavidad craneana a través de la fisura orbitaria (figuras 1e y 1f). Una vez en la cavidad orbitaria da lugar a ramos para los músculos recto dorsal, recto medial, recto ventral, oblicuo ventral y elevador del párpado superior (figuras 9r y 9u)

    El nervio oculomotor incluye también fibras parasimpáticas, destinadas a inervar a músculos lisos del interior del globo (músculos ciliar y esfínter de la pupila). Las fibras parasimpáticas preganglionares hacen sinapsis en el ganglio ciliar y, ya como fibras postganglionares, continúan hacia el globo ocular formando los nervios ciliares cortos (figura 9v). 

     

    N troclear (IV nervio craneal)

    El nervio troclear sale de la cavidad craneana a través de la fisura orbitaria (figuras 1e y 1f). Es el nervio motor del músculo oblicuo dorsal (figuras 9r y 9t).

     

    N trigémino (V nervio craneal)

    Es un nervio mixto con una gran área de distribución. Recoge gran parte de la sensibilidad de la cabeza y, además, es el nervio motor de los músculos que se desarrollan en el I arco visceral. Tiene tres ramos, los nervios oftálmico, maxilar y mandibular, cuya distribución en el animal deriva del desarrollo de la cabeza durante el periodo embrionario. Cada uno de los tres ramos se extiende por alguno de los tres grandes procesos que colaboran en la formación de la cara. Así, el nervio oftálmico inerva el proceso frontonasal, el nervio maxilar inerva el proceso maxilar y al nervio mandibular le corresponde el proceso mandibular. En consecuencia, el nervio oftálmico se distribuye por la órbita ocular y su contenido, incluyendo lógicamente el propio globo ocular; algunos de sus ramos salen de la órbita por el borde orbitario para inervar la piel próxima e incluso llegan hasta el seno frontal. El nervio maxilar se distribuye por las regiones nasal, maxilar y bucal. El nervio mandibular, por su parte, llega a las regiones mandibular, intermandibular y mentoniana. Mientras que los nervios oftálmico y maxilar son exclusivamente sensitivos, el nervio mandibular es mixto; su componente motor inerva los músculos derivados del I arco visceral, entre los que se encuentra el grupo de músculos masticadores.

     

    N abducente (VI nervio craneal)

    El nervio abducente sale de la cavidad craneana a través de la fisura orbitaria (figuras 1e y 1f). Es un nervio motor. Una vez en la órbita da lugar a ramos para los músculos recto lateral y retractor del globo ocular (figura 9u).

     

    N facial (VII nervio craneal)

    El nervio facial sale de la cavidad craneana a través del canal facial y el agujero estilomastoideo (figura 1d), y rápidamente se incurva ventral y rostralmente alrededor de la base del cartílago auricular para dirigirse hacia la cara y dividirse en sus diversos ramos terminales (figura 9c). Incluye sobre todo fibras motoras destinadas a inervar los músculos faciales, que son derivados del II arco faríngeo. Entre sus primeros ramos destacan los siguientes:

    Los ramos terminales del nervio facial son el nervio auriculopalpebral, el ramo bucal dorsal y el ramo bucal ventral (figura 9c). Todos ellos, una vez en la cara, quedan cubiertos por la parte rostral de la glándula parótida, si bien luego se disponen más superficialmente cubiertos únicamente por algunos de los músculos faciales (figura 2c).

    El nervio facial incluye también fibras parasimpáticas y fibras sensitivas gustativas. Las fibras parasimpáticas están destinadas a la inervación de las glándulas lagrimales y nasales, y de diversas glándulas salivares (del paladar, sublinguales y mandibular). Las fibras gustativas se dirigen a la mucosa de la lengua. Ambos grupos de fibras no salen del cráneo con el tronco del nervio facial a través del agujero estilomastoideo, sino que dejan el canal facial por medio del Nervio petroso mayor y de la Cuerda del tímpano.

     

    N vestibulococlear (VIII nervio craneal)

    El nervio vestibulococlear es un nervio sensorial. Contiene las fibras procedentes del órgano del equilibrio y del órgano de la audición. Al no exteriorizarse con relación al cráneo, es un nervio difícil de evidenciar en el curso de la disección.

     

    N glosofaríngeo (IX nervio craneal)

    El nervio glosofaríngeo sale de la cavidad craneana a través del agujero yugular (figuras 1i, 9m, 9n y 9x). Es un nervio mixto. Incluye fibras motoras destinadas a inervar los músculos faríngeos, fibras sensitivas y fibras parasimpáticas. Entre sus ramos destacan los siguientes:

    El nervio glosofaríngeo incluye también fibras parasimpáticas que forman el nervio timpánico y su prolongación, el nervio petroso menor. Estos nervios contienen fibras parasimpáticas preganglionares, que hacen sinapsis en el ganglio ótico. Las fibras postganglionares continúan hacia las glándulas parótida y cigomática, y circulan incluidas en alguno de los ramos del nervio mandibular.

     

    N vago (X nervio craneal)

    El nervio vago sale de la cavidad craneana a través del agujero yugular (figura 1i). Es un nervio mixto. Incluye fibras motoras y sensitivas y, sobre todo, fibras parasimpáticas. El nervio vago tiene una amplia área de distribución; inerva la faringe y la laringe, y participa en la inervación de los órganos torácicos y abdominales. En su recorrido a lo largo del cuello discurre unido al tronco simpático, de modo que entre ambas estructuras constituyen el tronco vagosimpático (figuras 9l, 9n, 9x y 11a). El tronco vagosimpático, acompañado por la arteria carótida común, discurre dorsolateralmente a lo largo del espacio visceral del cuello en el interior de la vaina carotídea (Ver "El espacio visceral del cuello" en Músculos del perro: Cuello, tronco y cola. Atlas virtual).

    Entre los ramos del nervio vago en la región cefálica destacan los siguientes:

    En el tórax, el nervio vago da lugar al nervio laríngico recurrente, que se dirige cranealmente para participar en la inervación de la laringe.

    El nervio vago, además de fibras motoras y sensitivas, contiene también fibras parasimpáticas destinadas a las vísceras cervicales, torácicas y abdominales. Las estructuras viscerales del cuello, como por ejemplo las glándulas de la mucosa de la faringe o laringe, reciben fibras parasimpáticas; las fibras preganglionares hacen sinapsis en el ganglio distal del nervio vago y las fibras postganglionares continúan  incluidas en el nervio laríngico craneal (figuras 9z y 9zz). En la cavidad torácica el nervio vago da lugar a ramos cardiacos y ramos bronquiales, que incluyen las fibras parasimpáticas preganglionares para el corazón y los pulmones. El nervio vago continúa por el mediastino hacia el abdomen formando los ramos dorsal y ventral, que después darán lugar a los troncos vagales dorsal y ventral. Éstos llegan al abdomen tras atravesar el hiato esofágico del diafragma, y contienen las fibras parasimpáticas preganglionares para las vísceras abdominales. Las sinapsis donde las fibras preganglionares se continúan con las fibras postganglionares tienen lugar en ganglios situados en las paredes de los órganos torácicos y abdominales.

     

    N accesorio (XI nervio craneal)

    El nervio accesorio es un nervio motor. Sale de la cavidad craneana a través del agujero yugular (figura 1i) y se dirige caudalmente (figura 9l) para inervar a los músculos esternocefálico, cleidocefálico, omotransverso y trapecio. Ver también Los miembros del perro: Inervación y vascularización. Atlas virtual.

     

    N hipogloso (XII nervio craneal)

    El nervio hipogloso sale de la cavidad craneana a través del canal del nervio hipogloso (figura 1i) y se dirige a la lengua (figuras 9l, 9m y 9n). Es el nervio motor de los músculos de la lengua, e inerva también a los músculos genihioideo y tirohioideo.

    El nervio hipogloso participa en la formación del asa cervical. El asa cervical es un ramo comunicante que se forma entre el nervio hipogloso y el ramo ventral del nervio C1. El asa cervical inerva a los músculos esternohioideo y esternotiroideo (figuras 9l y 9m).

     

    Nervios espinales

    Algunos nervios espinales participan también en la inervación de la cabeza. Es el caso del nervio C2, cuyo ramo ventral destaca especialmente por su amplia área de distribución. El ramo ventral del nervio C2 se divide en los nervios auricular mayor y transverso del cuello (figuras 2c y 9c); ambos nervios son de carácter sensitivo y participan en la inervación de la piel de la cabeza.

     

    Inervación simpática de la cabeza

    La inervación simpática para los órganos de la cabeza llega desde la médula espinal toracolumbar por medio de fibras incluidas en el tronco simpático. En su recorrido a lo largo del cuello, el tronco simpático se dirige en sentido craneal unido al nervio vago, de modo que entre ambas estructuras constituyen el tronco vagosimpático (figuras 9l, 9n y 9x). El tronco vagosimpático, acompañado por la arteria carótida común, discurre dorsolateralmente a lo largo del espacio visceral del cuello en el interior de la vaina carotídea (Ver "El espacio visceral del cuello" en Músculos del perro: Cuello, tronco y cola. Atlas virtual).

    Ya junto a la cabeza, el tronco simpático se separa del nervio vago y termina en el ganglio cervical craneal (figuras 9z y 9zz). Aquí, las fibras preganglionares hacen sinapsis y se continúan mediante fibras postganglionares que se distribuyen hacia los órganos diana junto a las arterias o incluidas en diversos nervios craneales.

     


     

    Bibliografía

     

     

     


    Webs de Anatomía