LOS MIEMBROS DEL PERRO:

INERVACIÓN Y VASCULARIZACIÓN

ATLAS VIRTUAL

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Carlos López Plana -e-mail

Manel López Béjar -e-mail

Departament de Sanitat i d’Anatomia Animals

Facultat de Veterinària

Universitat Autònoma de Barcelona

 

Copyright © 2004: Carlos López Plana, Manel López Béjar

 

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INTRODUCCIÓN

La enseñanza y el aprendizaje de la Anatomía Veterinaria se enfrentan en la actualidad a diversos problemas. Entre ellos cabe destacar la disminución de las horas destinadas a la enseñanza de la Anatomía en los últimos planes de estudios. O también el hecho de que las prácticas de disección que llevan a cabo los estudiantes, pese a sus indudables propiedades formativas, presenten también desventajas. Por ejemplo, dado el carácter conservador de las propias prácticas, muchas estructuras de importancia quedan enmascaradas, o bien falta el detalle y la calidad necesarios en la disección por la lógica inexperiencia de los alumnos.

También es patente, por otra parte, que hay una tendencia al cambio en la filosofía educativa de los nuevos planes de estudios, donde el tradicional papel del profesor de actuar como un mero transmisor de los contenidos de la asignatura se modifica para dar paso a una figura que actúa como conductor en el proceso de aprendizaje. La pérdida de importancia de la enseñanza presencial, que concede un papel fundamentalmente pasivo al estudiante, es evidente en beneficio de métodos docentes que priman la actitud activa del alumno.

Este Atlas de vascularización e inervación de los miembros del perro es una continuación del Atlas dedicado a los músculos de las extremidades y publicado hace ya tres años (Músculos de los miembros del perro. Atlas virtual), y del dedicado a los músculos del cuello, tronco y cola y publicado hace unos meses (Músculos del perro: cuello, tronco y cola. Atlas virtual). La idea de elaborar el material que presentamos surge de la necesidad de buscar métodos docentes alternativos a los problemas planteados y pone a disposición del alumno una herramienta de aprendizaje en soporte digital que se puede consultar desde un ordenador. También pretendemos conseguir, por lo que respecta al aprendizaje de la Anatomía Veterinaria, una reducción en la dependencia de la enseñanza presencial mediante una actuación de soporte no presencial. El Atlas incluye 120 imágenes que, a través de un conjunto de disecciones progresivas, desde los planos más superficiales a los más profundos de las diferentes regiones, pretenden mejorar el conocimiento que el alumno tiene de los vasos y nervios de los miembros del perro en particular y del aparato locomotor en general. Por supuesto que no pretendemos sustituir las clases, ni alejar al estudiante de la disección, sino proporcionar un método complementario de aprendizaje que amplíe los conocimientos y que sirva como recordatorio de lo visto en el aula y en la Sala de disección.

Todas las disecciones que se presentan se han realizado en piezas procedentes de cadáveres fijados mediante una solución de formaldehído. Ningún animal se sacrificó con el propósito de ser utilizado en la preparación de esta obra. La terminología utilizada sigue, por lo general, las propuestas de la obra "Nomenclatura anatómica veterinaria ilustrada" (1996), que recoge las últimas modificaciones incluidas en la 4ª edición de la Nomina Anatomica Veterinaria (1994).

No queremos concluir esta Introducción sin expresar nuestro más sincero agradecimiento al Dr. Joaquim Castellà, profesor de la Unitat Docent de Parasitologia i Malalties Parasitàries de nuestra Facultat de Veterinària, por sus ánimos constantes para que este proyecto llegara a buen fin, por introducirnos en los entresijos de la manipulación digital de imágenes y en el manejo del programa Adobe Acrobat y por su total disposición siempre que lo hemos necesitado. Los autores agradecen también la ayuda concedida por la Universitat Autònoma de Barcelona (Convocatoria UAB de Ayudas 2003 para Proyectos de Innovación Docente, referencia 210055) para la elaboración de este trabajo.

Esperamos que este Atlas sea útil, no sólo al estudiante de Anatomía Veterinaria, a quien está principalmente dirigido, sino también a cualquier otra persona interesada en conocer la Anatomía del perro.

 

LOS AUTORES, julio de 2004

 

 

 

 

 

 

 

¿Cómo utilizar el Atlas?

  • Se requiere la instalación del programa (es recomendable instalar la versión 6.0 o posterior).
  • Una vez abierto el Atlas, a la izquierda de la pantalla aparecen el Índice general (parte superior) y el Índice de Imágenes (parte inferior). El Índice general permite acceder a los Índices de Inervación o de Vascularización. El desplazamiento por estos dos índices permite, mediante un clic del ratón, ir por ejemplo al lugar del texto donde se encuentran los datos sobre los diferentes vasos o nervios. La descripción de cada vaso o nervio incluye una relación de las imágenes más representativas donde dicho elemento aparece, que se abren tras hacer un clic sobre la referencia correspondiente.
  • Cada imagen contiene unas notas, que se abren mediante un doble clic del ratón. En esas notas se hace constar la información necesaria para poder interpretar la disección (si es un plano superficial o profundo, qué estructuras se han eliminado para obtener la imagen, etc.), se recalcan algunos aspectos o detalles de especial interés que sean apreciables en la imagen y se presenta el listado de elementos que permite la identificación de las estructuras más características visibles en la disección. Una vez abiertas, las notas pueden desplazarse por la pantalla pulsando en su barra superior y arrástrandolas con el ratón si limitan la buena visión de alguna zona de la imagen.
  • La utilización del zoom permite la ampliación de la imagen hasta un cierto límite sin una pérdida apreciable de la calidad. Es recomendable observar la imagen a pantalla completa (menú Ver>Pantalla completa).
  • Un clic sobre los botones situados en la parte superior derecha permite minimizar o cerrar la imagen y volver de nuevo al texto.
  • El desplazamiento por el Índice de Imágenes permite acceder a las diferentes imágenes independientemente del texto. Dentro de cada región se presentan sobre todo visiones laterales y mediales, pero también en ocasiones craneales y caudales. En el caso de los autopodos se incluyen vistas dorsales y palmares (autopodo torácico) o dorsales y plantares (autopodo pelviano). Lógicamente, los planos superficiales se muestran inicialmente, y se concluye con los planos profundos.
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    Abreviaturas utilizadas:
     
    A, Aa: Arteria, arterias
    C, Cc: Cabeza, cabezas
    M, Mm: Músculo,músculos
    N, Nn: Nervio, nervios
    P: Parte, porción
    R, Rr: Ramo, rama, ramos, ramas
    V, Vv: Vena, venas
    C, T, L, S: hace referencia a cervical, torácico, lumbar o sacro respectivamente (en el caso de vértebras o nervios espinales, por ejemplo)



     

     

     

     

     

     

     

     

    Índice

     

    Inervación

     
    N accesorio
     
    Nn cervicales
    ----N frénico
    ----Plexo braquial
    --------N braquiocefálico
    --------N supraescapular
    --------N subescapular
    --------Nn pectorales craneales
    --------N torácico largo
    --------N toracodorsal
    --------N torácico lateral
    --------Nn pectorales caudales
    --------N axilar
    ------------Rr musculares
    ------------N cutáneo lateral craneal del brazo
    --------N musculocutáneo
    ------------Rr musculares proximales
    ------------R muscular distal
    ------------N cutáneo medial del antebrazo
    --------N radial
    ------------Rr musculares
    ------------R profundo
    ----------------Rr musculares
    ------------R superficial
    ----------------R lateral
    --------------------N cutáneo lateral del antebrazo
    ----------------R medial
    --------N mediano
    ------------Rr musculares
    --------N cubital
    ------------N cutáneo caudal del antebrazo
    ------------R dorsal
    ------------R palmar
     
    --------Inervación del autopodo torácico
    ------------Nn digitales dorsales comunes
    ------------Nn digitales palmares comunes
    ------------Nn metacarpianos palmares
    ------------Nn digitales palmares propios
     
    Nn torácicos
     
    Nn lumbares y sacros
    ----Plexo lumbosacro
    --------N genitofemoral
    --------N cutáneo femoral lateral
    --------N femoral
    ------------Rr musculares
    ------------N safeno
    --------N obturador
    --------Tronco lumbosacro
    --------N glúteo craneal
    --------N glúteo caudal
    --------N ciático
    ------------Rr musculares
    ------------N peroneo común
    ----------------N cutáneo lateral de la pierna
    ----------------N peroneo superficial
    --------------------Rr musculares
    ----------------N peroneo profundo
    --------------------Rr musculares
    ------------N tibial
    ----------------N cutáneo caudal de la pierna
    ----------------Rr musculares
    ----------------N plantar medial
    ----------------N plantar lateral
    --------N cutáneo femoral caudal
     
    --------Otros nervios del plexo lumbosacro
    ------------Nn pélvicos
    ------------Rr para los músculos coccígeo y elevador del ano
    ------------N pudendo
     
    --------Inervación del autopodo pelviano
    ------------Nn digitales dorsales comunes
    ------------Nn metatarsianos dorsales
    ------------Nn digitales plantares comunes
    ------------Nn metatarsianos plantares
    ------------Nn digitales plantares propios
     
     
     
     
     
     

     

    Vascularización

    Arterias del miembro torácico

    A subclavia
    ----A vertebral
    ----Tronco costocervical
    ----A torácica interna
    ----A cervical superficial
    --------A supraescapular
    --------R acromial
    --------R ascendente
    --------R preescapular
     
    A axilar
    ----A torácica externa
    ----A torácica lateral
    ----A subescapular
    --------A circunfleja humeral caudal
    ------------A colateral radial
    --------A toracodorsal
    ----A circunfleja humeral craneal
     
    A braquial
    ----A braquial profunda
    ----A bicipital
    ----A colateral cubital
    ----A braquial superficial
    ----A transversa del codo
    ----A cubital recurrente
    ----A interósea común
    --------A cubital
    --------A interósea caudal
    --------A interósea craneal
     
    A mediana
    ----A antebraquial profunda
    ----A radial
     
    Arterias del autopodo
    ----Aa digitales palmares comunes
    ----Aa metacarpianas palmares
    ----Aa digitales palmares propias
     
     

    Arterias del miembro pelviano

    A circunfleja iliaca profunda
     
    A iliaca externa
    ----A femoral profunda
    --------Tronco pudendoepigástrico
    ------------A epigástrica caudal
    ------------A pudenda externa
    --------A circunfleja femoral medial
     
    A femoral
    ----A circunfleja iliaca superficial
    ----A circunfleja femoral lateral
    ----A femoral caudal proximal
    ----A femoral caudal media
    ----A safena
    --------R craneal
    --------R caudal
    ----A descendente de la rodilla
    ----A femoral caudal distal
     
    A poplítea
    ----A tibial caudal
     
    A tibial craneal
     
    A dorsal del pie
     
    A iliaca interna
    ----A pudenda interna
    ----A glútea caudal
    --------A iliolumbar
    --------A glútea craneal
    --------A caudal lateral
     
    Arterias del autopodo
    ----R perforante proximal II
    ----Aa digitales plantares comunes
    ----Aa metatarsianas plantares
    ----Aa digitales plantares propias
     
     
     
    Venas
     
    V cefálica
    V cefálica accesoria
    V mediana del codo
    V axilobraquial
    V omobraquial
    V safena lateral
    V safena medial
     
     
     
    Linfocentros
     
    ----Miembro torácico
    --------Linfocentro axilar
    --------Linfocentro cervical superficial
    ----Miembro pelviano
    --------Linfocentro poplíteo
    --------Linfocentro iliofemoral
    --------Linfocentro inguinofemoral
    --------Linfocentro iliosacro
     

     

     

     

     

     

    Inervación

    Los plexos braquial y lumbosacro proporcionan la gran mayoría de los nervios destinados a inervar a los miembros torácico y pelviano. Ambos plexos están constituidos por ramos ventrales de los nervios espinales. Con el fin de situar los nervios de los miembros dentro de un contexto más amplio, se tratan a continuación de una forma general los nervios espinales, si bien prestando una especial atención a los plexos braquial y lumbosacro y a sus diferentes ramos. Por otra parte uno de los nervios craneales, el nervio accesorio, es el responsable de la inevación de varios músculos de la cintura escapular.

     

    El nervio accesorio

    El XI nervio craneal (nervio accesorio) participa en la inervación de algunos de los músculos extrínsecos del miembro torácico (trapecio, cleidocefálico, omotransverso). Tras dejar la cavidad craneana a través del agujero yugular, la mayor parte del recorrido del nervio accesorio, hasta llegar a la región escapular, discurre entre los músculos cleidocefálico (parte cervical) y omotransverso (figuras 1a y 1b).

     

    Los nervios cervicales

    Los ocho nervios cervicales tienen su origen en la porción cervical de la médula espinal. Como todos los nervios espinales, los nervios cervicales presentan ramos dorsales y ventrales (figura 1k). Los ramos dorsales dan lugar a ramos de carácter sensitivo, destinados a la piel de la región cervical dorsal, y a ramos de caracter motor que se dirigen a los músculos epiaxiales.

    Los ramos ventrales son más gruesos que los ramos dorsales. Tras dejar los agujeros intervertebrales (figura 1j), los ramos ventrales cervicales se dirigen lateralmente pasando entre los músculos intertransversos (figura 1c). Dan lugar a ramos de caracter motor, que se dirigen a los músculos hipoaxiales y a los músculos ventrales del cuello, y a ramos de carácter sensitivo, destinados a la piel de la región cervical ventral. Algunos ramos ventrales merecen una mención especial. Es el caso del ramo ventral del C1, que contribuye a formar junto con el nervio hipogloso (XII nervio craneal) el asa cervical (figura 1g); el asa cervical inerva a los músculos esternohioideo y esternotiroideo. El ramo ventral del C2, que destaca especialmente por su amplia área de distribución, da lugar a los nervios auricular mayor y transverso del cuello (figura 1f); ambos nervios son de carácter sensitivo y participan en la inervación de la piel de la cabeza.

    Por otro lado, algunos ramos ventrales cervicales establecen ramos comunicantes con el nervio accesorio, y además pueden interconectarse también ente sí (figura 1g). Estas comunicaciones entre los ramos ventrales cervicales son mucho más intensas caudalmente, donde las conexiones que forman entre ellos, y también con los primeros ramos ventrales torácicos, constituyen el plexo braquial (figuras 1j y 1k).

    El nervio frénico, que inerva al diafragma, tiene también su origen en los ramos ventrales de los nervios cervicales. Los nervios C5, C6 y C7 (figuras 1l y 1m) participan en su formación. El nervio frénico discurre medialmente al plexo antes de su entrada en la cavidad torácica.

     

    El plexo braquial

    Los ramos ventrales de los últimos nervios cervicales y del primer nervio torácico llegan a la región axilar tras pasar ventralmente al grupo de músculos escalenos. Allí, en la axila, la red de nervios formada por los ramos ventrales y por las diferentes conexiones que se establecen entre ellos constituye el plexo braquial (figuras 1e, 1j y 1k). Los ramos ventrales de los nervios C6, C7, C8 y T1 son los que forman el plexo braquial, si bien los nervios C5 y T2 también pueden colaborar a veces en su formación. El plexo braquial da lugar a los nervios que se dirigen a inervar el miembro anterior, incluyendo también buena parte de la musculatura de la cintura escapular (figura 2b).

    N braquiocefálico. El nervio C6 es el principal responsable de la formación del nervio braquiocefálico. Este nervio inerva al músculo cleidobraquial (figuras 2b y 2c) y tiene, además, un ramo cutáneo que se distribuye por la piel que cubre cranealmente el brazo.

    N supraescapular. El nervio C6 es el principal contribuyente en la formación del nervio supraescapular. Junto a los vasos supraescapulares, este nervio se sitúa entre los músculos subescapular y supraespinoso (figuras 2b y 2c) en su trayecto hacia la cara lateral de la escápula, donde inerva a los músculos supraespinoso e infraespinoso (figuras 3c y 3d). El nervio supraescapular no tiene ramos cutáneos.

    N subescapular. C6 y C7 son las raíces del plexo que contribuyen a la formación del nervio subescapular. Este nervio penetra en el vientre del músculo subescapular, al que inerva (figura 2b). El nervio subescapular no tiene ramos cutáneos.

    Nn pectorales craneales. Los nervios C6, C7 y C8 intervienen en la formación de los nervios pectorales craneales. Estos nervios, que son generalmente dos, inervan a los músculos pectorales superficiales (figura 2b). Los nervios pectorales craneales no tienen ramos cutáneos.

    N torácico largo. El nervio C7 participa en la formación del nervio torácico largo. Este nervio, que se sitúa más dorsalmente que los restantes nervios del plexo braquial, se dispone sobre la superficie lateral del músculo serrato ventral torácico, al que inerva (figuras 1d, 1e y 2b). El nervio torácico largo no tiene ramos cutáneos.

    N toracodorsal. Los nervios C7 y C8 intervienen en su formación. El nervio toracodorsal se dirige caudalmente para inervar al músculo dorsal ancho (figuras 2b y 2d). No tiene ramos cutáneos.

    N torácico lateral. Los nervios C8 y T1 colaboran en la formación del nervio torácico lateral. Inerva a los músculos pectoral profundo y cutáneo del tronco (figuras 2b y 2d). No tiene ramos cutáneos.

    Nn pectorales caudales. Los nervios C8 y T1 colaboran en la formación de los nervios pectorales caudales. Éstos, que son tres o cuatro, inervan el músculo pectoral profundo (figura 2b). Los nervios pectorales caudales no tienen ramos cutáneos.

    N axilar. Los nervios C7 y C8 intervienen en su formación. El nervio axilar se dirige desde el espacio axilar hacia la región lateral del brazo pasando entre los vientres de los músculos redondo menor y redondo mayor (figuras 2b y 2e). Emite ramos musculares para la mayor parte de los músculos flexores del hombro (redondo mayor, redondo menor, deltoides) (figuras 2e y 3b) y también para el músculo subescapular. El nervio cutáneo lateral craneal del brazo es un ramo cutáneo del nervio axilar que discurre subcutáneamente acompañado primero por la vena axilobraquial y después por la vena cefálica. Este nervio se dirige a la piel de las regiones lateral y craneal del brazo hasta llegar finalmente a la parte proximal del antebrazo (figuras 3a y 3b).

    N musculocutáneo. C7 y, en menor medida, C6 y C8 intervienen en la formación del nervio musculocutáneo. A lo largo de su recorrido por la cara medial del brazo, donde discurre entre el vientre del músculo bíceps braquial y los vasos braquiales (figura 2d), el nervio musculocutáneo da lugar a los ramos musculares proximales y al ramo muscular distal. Los ramos musculares proximales están destinados a los músculos coracobraquial y bíceps braquial (figura 2e). El ramo muscular distal, que aparece en la región más distal del brazo, se dirige al músculo braquial (figura 4f). En el tercio distal del brazo existe además un ramo comunicante con el nervio mediano (figura 4c). La continuación del nervio musculocutáneo una vez emitido el ramo muscular distal es el nervio cutáneo medial del antebrazo (figuras 4c y 4f); este nervio se distribuye por la piel del área craneomedial del antebrazo.

    N radial. El nervio radial, que se origina por contribuciones de los nervios C7, 8 y T1, es el de mayor grosor de los nervios del plexo braquial. El nervio radial deja el espacio axilar introduciéndose entre las cabezas larga y medial del tríceps para dirigirse hacia las regiones laterales y craneales del miembro (figuras 2d, 2e y 5c). A lo largo de su trayecto emite numerosos ramos; los más proximales son los ramos musculares destinados a los músculos extensores del codo (tríceps braquial, ancóneo y tensor de la fascia antebraquial). Una vez situado bajo la cabeza lateral del músculo tríceps braquial, el nervio radial se bifurca (figura 5c) para dar lugar al ramo profundo, de carácter motor, y al ramo superficial, de carácter sensitivo. El ramo profundo, que pasa primero bajo el vientre del músculo extensor carporradial (figura 3e), y bajo el vientre del músculo supinador después, se divide en múltiples ramos musculares para el conjunto de músculos extensores del carpo y de los dedos y para los músculos supinadores (figura 5d). El ramo superficial del nervio radial, que es de carácter exclusivamente sensitivo, da lugar a los ramos lateral y medial (figuras 3a y 5c). Ambos ramos se dirigen hacia la cara craneal del antebrazo, donde se disponen flanqueando, lateral y medialmente, a la vena cefálica, a la que acompañan en sentido distal (figura 5e). El ramo lateral, por su parte, emite el nervio cutáneo lateral del antebrazo; éste, que puede ser doble (figuras 3a y 5e) se ramifica por la piel craneolateral del antebrazo. Los ramos superficiales del nervio radial, lateral y medial, además de ser los nervios sensitivos de las áreas craneales del antebrazo, continúan para inervar la cara dorsal del autopodo.

    N mediano. C8 y T1 colaboran en la formación del nervio mediano. A lo largo de su curso por la cara medial del brazo (figura 2d), donde discurre junto a la arteria braquial, el nervio mediano no emite ramos, si bien recibe el ramo comunicante procedente del nervio musculocutáneo (figura 4c). Tras pasar, ya en la región del codo, bajo el vientre del músculo pronador redondo, llega al antebrazo, donde da lugar a diversos ramos musculares para algunos de los músculos flexores del carpo y de los dedos (figura 4d). El nervio mediano continúa distalmente, atraviesa el canal del carpo y participa en la inervación sensitiva de la cara palmar del autopodo.

    N cubital. C8 y T1 participan en la formación del nervio cubital. El nervio cubital discurre por la cara medial del brazo acompañado inicialmente por el nervio mediano y los vasos braquiales (figura 2d). En el tercio medio del brazo emite el nervio cutáneo caudal del antebrazo; este nervio, que es de carácter sensitivo y muy superficial, se va separando paulatinamente del nervio cubital, pasa sobre la superficie medial del olécranon y se dirige a inervar la piel del área caudal del antebrazo (figuras 2d y 4c). El nervio cubital, que tiene un curso muy superficial al pasar sobre la cara medial del codo, penetra en el antebrazo entre los músculos flexor carpocubital y flexor digital superficial (figura 4c). Allí emite ramos musculares para algunos de los músculos flexores del carpo y de los dedos (figura 4e), y continúa distalmente para, en el tercio medio del antebrazo, bifurcarse dando lugar a los ramos dorsal y palmar (figura 6d). Ambos ramos continúan distalmente hacia el autopodo.

     

    Inervación del autopodo torácico

    Los nervios radial, mediano y cubital participan en la inervación del autopodo torácico. Los nervios de la mano se distribuyen formando un grupo dorsal y un grupo palmar. El grupo dorsal está constituido por ramos del nervo radial. En la región carpiana los ramos superficiales del nervio radial (ramos lateral y medial) dan lugar a los nervios digitales dorsales comunes, que se distribuyen por la cara dorsal de la región metacarpiana (figuras 7a y 7b). Ya en los dedos, los nervios digitales dorsales comunes continúan formando los nervios digitales dorsales propios.

    La inervación de la cara palmar del autopodo la llevan a cabo los ramos de los nervios mediano y cubital. El nervio mediano, una vez que deja la región antebraquial, y siempre acompañado por la arteria mediana, se introduce en el canal del carpo (figuras 4a, 6b y 6c) y se divide en la región metacarpiana dando lugar a los nervios digitales palmares comunes (figuras 6f y 6g).

    Los dos ramos del nervio cubital, dorsal y palmar, participan en la inervación del autopodo. El ramo dorsal, el más pequeño de los dos y muy superficial, pasa sobre la cara lateral del hueso accesorio del carpo y es el nervio sensitivo para la piel de la superficie lateral del autopodo (figura 6b). El ramo palmar, de mayor tamaño y más profundo, atraviesa el canal del carpo, donde da lugar, a su vez, a dos ramos (figura 6f). Del ramo superficial se origina el nervio digital palmar común IV, destinado al dedo más lateral (figuras 6f y 6g). El ramo profundo, por su parte, da lugar a los nervios metacarpianos palmares (figuras 6h y 6i), que discurren profundamente y proporcionan pequeñas ramas motoras para los músculos interóseos y para el resto de pequeños músculos situados en la cara palmar del autopodo.

    A la altura de la cara palmar de la articulación metacarpofalángica, los nervios digitales palmares comunes, que son más superficiales, y los nervios metacarpianos palmares, que son más profundos, se unen dando lugar a los nervios digitales palmares propios, que continúan tanto por la cara axial como por la abaxial de los diferentes dedos (figuras 6g y 6j).

     

    Los nervios torácicos

    Los ramos ventrales de los 13 nervios torácicos son los nervios intercostales. Éstos, mientras siguen el borde caudal de las costillas junto a los vasos intercostales, emiten ramos musculares proximales (para los músculos serrato dorsal e intercostales) y distales (para el músculo transverso del tórax), así como ramos cutáneos laterales y ventrales. El ramo cutáneo lateral del nervio T2 es el nervio intercostobraquial; este nervio tiene una amplia área de distribución que se extiende por la piel que cubre la región tricipital (figura 5b). Por otra parte, los últimos nervios intercostales participan, además, en la inervación de los músculos y la piel de la pared abdominal (figuras 8c y 8d). El nervio costoabdominal es el ramo ventral del último nervio intercostal (T13).

     

    Los nervios lumbares y sacros

    Hay 7 nervios lumbares y 3 nervios sacros. Los ramos ventrales de los nervios lumbares, particularmente los más craneales, participan en la inervación de los músculos sublumbares (cuadrado lumbar, psoas mayor y psoas menor) y de los músculos abdominales (oblicuos externo e interno, transverso y recto del abdomen), y emiten también ramos cutáneos que se distribuyen de forma segmentaria por la piel de la pared abdominal. El ramo ventral del nervio L1 es el nervio iliohipogástrico craneal, el ramo ventral del nervio L2 es el nervio iliohipogástrico caudal y el ramo ventral del nervio L3 es el nervio ilioinguinal (figuras 8c, 8d, 9g, 9h y 11a). Los ramos ventrales de los nervios lumbares situados más caudalmente, del L3 al L7, participan junto a los ramos ventrales de los nervios sacros en la formación del plexo lumbosacro.

     

    El plexo lumbosacro

    El plexo lumbosacro está formado por los ramos ventrales de los nervios lumbares caudales (L3 a L7) y los ramos ventrales de los nervios sacros (S1 a S3), así como por la red de conexiones que se establece entre ellos. El plexo lumbosacro da lugar a los nervios que se dirigen a inervar el miembro pelviano (figuras 9c y 9d). Otros nervios del plexo participan además en la inervación de otras estructuras; es el caso por ejemplo del nervio pudendo, cuyos ramos se dirigen a la piel de la región perineal o hacia el pene.

    N genitofemoral. L4, y también L3, participan en la formación del nervio genitofemoral (figura 9d). Este nervio discurre inicialmente junto a la arteria iliaca externa dentro de la cavidad abdominal (figura 9g), hasta que sale de ella atravesando el canal inguinal (figuras 9i, 9j y 8b). Se distribuye por la piel de la región inguinal, incluyendo el prepucio en el macho o la glándula mamaria inguinal en la hembra, y por la piel del área caudomedial del muslo.

    N cutáneo femoral lateral. L4, y también L3, colaboran en su formación (figuras 9c y 9d). Atraviesa la pared abdominal acompañado por los vasos circunflejos iliacos profundos y se distribuye por la piel de una amplia zona que incluye la parte caudal de la pared abdominal, las regiones de la tuberosidad coxal y glútea, la parte craneal del muslo e incluso la cara lateral de la rodilla (figura 11a).

    N femoral. Sobre todo L5, aunque también L4 y L6, colaboran en la formación del nervio femoral (figuras 9c y 9d). Su tramo inicial discurre protegido dentro del vientre del músculo iliopsoas. Deja la cavidad abdominal junto al citado músculo por la laguna muscular para alcanzar el miembro pelviano (figura 8a). El nervio femoral emite los ramos musculares, primero para el músculo sartorio y después para las cuatro porciones que conforman el músculo cuádriceps femoral (figura 11j). El nervio safeno, que es el largo ramo cutáneo del nervio femoral, se distribuye por la piel de la cara medial del muslo, de la rodilla, de la pierna y de la región metatarsiana; en un principio el nervio safeno se sitúa en el canal femoral acompañando a los vasos femorales (figura 10a), para continuar distalmente, conforme se va ramificando, junto a las ramas de la arteria safena (figura 12b).

    N obturador. Se forma por la contribución de L5 y L6 (figuras 9c y 9d). Tras atravesar el músculo iliopsoas discurre junto a la cara medial del ilion, pasa después entre las dos porciones del músculo elevador del ano y atraviesa el agujero obturado (figura 10b). Una vez fuera de la cavidad pélvica da lugar a ramos para los músculos mediales del muslo (figuras 10f y 10h). El nervio obturador no tiene ramos cutáneos.

    Tronco lumbosacro. Este gran tronco, formado por las contribuciones de L6, L7, S1 y S2, es el más grueso de los nervios que proceden del plexo lumbosacro (figuras 9c, 9d y 9f). El tronco lumbosacro, que da lugar a los nervios glúteo craneal y glúteo caudal, continúa ya fuera de la cavidad pélvica formando el nervio ciático (figura 11i).

    N glúteo craneal. L6, L7 y S1 contribuyen en su formación. Acompañado por los vasos glúteos craneales, el nervio glúteo craneal sale de la cavidad pélvica y da lugar a ramos para los músculos glúteo medio, glúteo profundo y tensor de la fascia lata (figuras 11e, 11g y 11i). El nervio glúteo craneal no tiene ramos cutáneos.

    N glúteo caudal. S1 y S2 participan en la formación del nervio glúteo caudal. Sale de la cavidad pélvica y da lugar a ramos para los músculos glúteo superficial y piriforme (figuras 11e, 11g y 11i). No tiene ramos cutáneos.

    N ciático. El nervio ciático es la continuación del tronco lumbosacro (figuras 9c y 9d). En su formación participan L6, L7, S1 y S2. Tras dejar la cavidad pélvica, el nervio ciático pasa dorsocaudalmente a la articulación de la cadera y se dispone a lo largo del muslo cubierto lateralmente por el músculo bíceps femoral. A lo largo de su recorrido emite varios ramos musculares (figuras 11d, 11h y 11i). Los más proximales son los pequeños ramos destinados a los músculos profundos de la cadera (gemelos de la pelvis, obturador interno, cuadrado femoral). A continuación emite gruesos ramos para los músculos caudales del muslo (bíceps femoral, semitendinoso, semimembranoso). Los dos ramos terminales del nervio ciático son los nervios peroneo común y tibial (figuras 11c y 11d); ambos, aunque se separan aparentemente entre los tercios medio y distal del muslo, pueden separarse desde su origen en el plexo lumbosacro. L6 y L7 participan en la formación del nervio peroneo común, mientras que S1 y S2 lo hacen en la del nervio tibial. Tanto uno como otro continúan distalmente hacia la pierna y el autopodo pelviano (figuras 11c y 11k).

    N peroneo común. El nervio peroneo común, más superficial que el nervio tibial, se sitúa sobre la cabeza lateral del músculo gastrocnemio (figura 11b), donde queda cubierto únicamente por la fina porción distal del músculo bíceps femoral. El primer ramo del nervio peroneo común es el nervio cutáneo lateral de la pierna, que atraviesa el vientre del músculo bíceps femoral y se distribuye por la piel que cubre lateralmente las regiones de la rodilla y de la pierna (figuras 11a y 13b). Distalmente a la rodilla, y tras un corto trayecto que se desarrolla superficialmente, el nervio peroneo común se oculta entre los músculos peroneo largo, cranealmente, y flexor digital lateral, caudalmente (figura 13f). Allí da lugar a sus dos ramos terminales, que son los nervios peroneo superficial y peroneo profundo (figura 13e).

    N peroneo superficial. Proximalmente da lugar a ramos musculares para algunos de los músculos craneolaterales de la pierna (figura 13e). En el tercio distal de la pierna se dispone subcutáneamente y continúa, ya como nervio sensitivo, hacia la superficie dorsal de la parte distal de la pierna y del pie (figuras 13b, 13c y 13ee), donde inerva la piel que cubre esas regiones.

    N peroneo profundo. Proximalmente emite ramos musculares para los músculos craneolaterales de la pierna (figura 13e), cuya inervación está compartida también por el nervio peroneo superficial. El nervio peroneo profundo continúa distalmente acompañado por la arteria tibial craneal. Junto a ella, y también junto a los tendones de los músculos extensor digital largo y tibial craneal, atraviesa el retináculo extensor de la pierna (figuras 13ee y 14c) y sigue distalmente hacia la cara dorsal del autopodo.

    N tibial. El primer ramo del nervio tibial es el nervio cutáneo caudal de la pierna (figuras 13f y 13g), que se dispone superficialmente acompañado por la vena safena lateral y se distribuye por la piel del área caudal de la pierna (figura 13b); el nervio cutáneo caudal de la pierna continúa distalmente mediante un ramo que vuelve a unirse al nervio tibial por encima del tarso (figuras 13c y 13ee). El nervio tibial, por su parte, se introduce entre las dos cabezas del músculo gastrocnemio (figuras 11b y 13f), emitiendo allí el conjunto de ramos musculares destinados al músculo poplíteo y al grupo de músculos caudales de la pierna (figura 13g). Continúa después distalmente, acompañado por la rama caudal de la arteria safena e incluido en el pliegue de piel existente entre el tendón calcáneo común y el músculo flexor digital profundo, por lo que en la mitad distal de la pierna su recorrido es superficial (figuras 12c, 12d, 13c, 13d y 13ee). Al llegar al tarso, el nervio tibial pasa por el surco para el tendón del músculo flexor digital lateral (figura 12d), donde da lugar a sus dos ramos terminales, que son los nervios plantar medial y plantar lateral. Ambos nervios, que siguen distalmente, inervan a los pequeños músculos plantares del autopodo y la piel de la región plantar.

    N cutáneo femoral caudal. S1 y S2 participan en la formación del nervio cutáneo femoral caudal. Se distribuye por la piel que cubre la zona de la tuberosidad isquiática y las áreas caudolaterales del muslo (figuras 11a, 11h y 11i).

     

    Otros nervios del plexo lumbosacro

    Además de los nervios que inervan el miembro pelviano, algunos nervios del plexo lumbosacro participan en la inervación de otras estructuras.

    Nn pélvicos. S1 y S2 contribuyen en la formación de los nervios pélvicos. Contienen fibras del sistema nervioso autónomo que se dirigen a los órganos de la cavidad pélvica (figuras 9a, 9d y 10a). Los nervios pélvicos colaboran, junto al nervio hipogástrico, en la formación del plexo pélvico (figura 9b).

    Ramos para los músculos coccígeo y elevador del ano. Se forman por la participación de S2 y S3 (figura 9f).

    N pudendo. S1, S2 y S3 participan en la formación del nervio pudendo (figura 9d). Al salir de la cavidad pélvica (figuras 9h y 11i) se ramifica dando lugar al nervio rectal caudal, que inerva al músculo esfínter anal externo, al nervio perineal superficial, destinado a la piel de la región del periné y de las áreas próximas, al nervio perineal profundo, que se dirige a los músculos perineales, y, en función del sexo, a los nervios dorsal del pene o dorsal del clítoris, que son los nervios sensitivos del pene y del clítoris respectivamente.

     

    Inervación del autopodo pelviano

    Los nervios del pie, como los de la mano, se distribuyen formando un grupo dorsal y un grupo plantar. El grupo dorsal está constituido por ramos de los nervios peroneo superficial y peroneo profundo. En la región tarsiana, el nervio peroneo superficial se ramifica dando lugar a los nervios digitales dorsales comunes, que discurren superficialmente a lo largo de la cara dorsal de la región metatarsiana (figuras 14a y 14b). A la altura de la articulación metatarsofalángica, los nervios digitales dorsales comunes dan lugar a los nervios digitales dorsales propios axiales y abaxiales, que discurren distalmente en cada uno de los dedos. Por su parte, el nervio peroneo profundo inerva, en la región tarsiana, al músculo extensor digital corto, y termina formando los nervios metarsianos dorsales, de caracter sensitivo (figura 14d). Los nervios metatarsianos dorsales, que discurren a lo largo de la cara dorsal de la región metatarsiana, se sitúan más profundamente que los nervios digitales dorsales comunes y colaboran con éstos en la inervación cutánea de la superficie dorsal del pie (figura 14e).

    Los dos ramos del nervio tibial (plantar medial y plantar lateral) participan en la inervación de la cara plantar del autopodo. El nervio plantar medial se ramifica formando los nervios digitales plantares comunes, que discurren superficialmente a lo largo de la cara plantar de la región metatarsiana (figura 15a). El nervio plantar lateral, además de emitir el pequeño nervio digital plantar abaxial para el dedo V, da lugar a un más grueso ramo profundo (figuras 15c y 15d). El ramo profundo del nervio plantar lateral forma los nervios metatarsianos plantares, y proporciona además pequeños ramos motores para los músculos situados en la cara palmar del autopodo (figura 15f).

    A la altura de la articulación metatarsofalángica los nervios digitales plantares comunes, que son más superficiales, y los nervios metatarsianos plantares, que son más profundos, se unen dando lugar a los nervios digitales plantares propios, que continúan tanto por la cara axial como por la abaxial de los diferentes dedos (figuras 15c y 15e).

     

     

     

     

     

     

     

     

     

     

     

     

     

     

     

     

     

    Vascularización

    Arterias del miembro torácico

    El gran tronco arterial que vasculariza el miembro torácico va cambiando su denominación conforme va atravesando las diferentes regiones de la extremidad, de forma que la arteria subclavia, que es el primer nombre que recibe la arteria, se va transformando progresivamente en las arterias axilar, braquial y mediana (figura 2h). La arteria subclavia es la porción intratorácica de la arteria de la extremidad anterior. Durante su recorrido en la cavidad torácica la arteria subclavia emite cuatro ramas (figuras 1n y 1o). Una de ellas, la arteria cervical superficial, participa en la vascularización del cuello y, por tanto, de los músculos extrínsecos del miembro torácico. Las cuatro ramas de la arteria subclavia son las siguientes:

    A vertebral. Se dirige craneodorsalmente hacia el canal transverso de las vértebras cervicales (figuras 1j y 1o), donde emite ramas para los músculos de la columna vertebral y para el canal vertebral. Llega hasta la cavidad craneana, donde colabora en la vascularización del encéfalo.

    Tronco costocervical. Se dirige dorsalmente, dando ramas para los músculos dorsales del cuello y de la unión cervicotorácica (figura 1o). Desde el tronco costocervical surgen también las primeras arterias intercostales dorsales.

    A torácica interna. Se dirige caudoventralmente hacia el suelo del tórax (figura 1o), donde se dispone entre el músculo transverso del tórax y el esternón (figura 1p). Sus ramas contribuyen a vascularizar, entre otras estructuras, los músculos pectorales, las glándulas mamarias torácicas, la parte ventral de la pared torácica y el diafragma.

    A cervical superficial. Se dirige cranealmente (figura 1o) hacia los músculos superficiales del cuello, entre los que se encuentran buena parte de los músculos extrínsecos del miembro torácico (figura 2b). Entre sus ramas se encuentran (figura 2g):

    A supraescapular (figuras 2f, 3c y 3d). Se dispone acompañando en su trayecto al nervio supraescapular y, junto a él, llega a los músculos supraespinoso e infraespinoso. Vasculariza también, entre otras estructuras, al músculo subescapular.
    R acromial (figuras 2f y 2g). Penetra en la cara lateral del músculo supraespinoso.
    R ascendente (figura 2g). Se dirige hacia la cara medial del músculo cleidocefálico.
    R preescapular (figuras 2f y 2g). Es la prolongación de la arteria cervical superficial. Se dirige dorsalmente junto al borde craneal de la escápula, llegando hasta los músculos trapecio, serrato ventral y romboides. El ramo prescapular se aprecia superficialmente mientras discurre por el "espacio lateral del cuello", lugar donde coincide con el nervio accesorio y los nódulos linfáticos cervicales superficiales.

    Tras su breve recorrido por la cavidad torácica, la arteria subclavia atraviesa la abertura torácica craneal, se incurva alrededor de la primera costilla y se sitúa en la región axilar, donde cambia su nombre para pasar a denominarse arteria axilar (figuras 1j y 1n). Durante su trayecto por la región axilar, la arteria axilar emite las siguientes ramas:

    A torácica externa. Se dirige a los músculos pectorales (figuras 2b y 2f).

    A torácica lateral. Se dirige caudalmente (figuras 2d y 2f), contribuyendo a vascularizar la pared lateral del tórax y las glándulas mamarias torácicas.

    A subescapular. Esta arteria, que va siguiendo el borde caudal de la escápula, es la principal rama de la arteria axilar. Entre sus ramas están las arterias circunfleja humeral caudal y toracodorsal (figuras 2f, 2i y 2j).

    A circunfleja humeral caudal. Contribuye a vascularizar los músculos flexores del hombro (figura 3b). Una de sus ramas es la arteria colateral radial, que acompaña al nervio radial en su recorrido sobre el vientre del músculo braquial (figuras 2j, 3e y 5d).
    A toracodorsal. Se dirige caudalmente y, acompañando al nervio toracodorsal, penetra en el músculo dorsal ancho (figuras 2b, 2i).

    A circunfleja humeral craneal. La última rama de la arteria axilar, de pequeño diámetro, se distribuye por las caras medial y craneal del brazo (figuras 2i y 2j).

    Ya situada en la región del brazo, y una vez sobrepasado el tendón de inserción de los músculos redondo mayor y dorsal ancho, la arteria axilar cambia su denominación para pasar a llamarse arteria braquial. La arteria braquial discurre a lo largo de la cara medial del brazo donde, acompañada por el nervio mediano, emite sucesivamente las siguientes ramas (figuras 2d, 2i y 4c):

    A braquial profunda. Se dirige caudalmente hacia el músculo tríceps braquial (figura 2i).

    A bicipital. Se dirige cranealmente hacia el músculo bíceps braquial (figuras 2i, 4c y 4h). En ocasiones, las arterias bicipital y braquial superficial surgen conjuntamente desde la arteria braquial (figura 4c).

    A colateral cubital. Se dirige caudodistalmente hacia la parte distal del músculo tríceps braquial y hacia la región del olécranon (figuras 2i, 4c y 4h).

    A braquial superficial. Se dirige craneodistalmente hacia la parte craneal del codo (figuras 2i, 4c y 4h). Su continuación en la región del antebrazo es la arteria antebraquial superficial craneal, que discurre hacia el autopodo acompañando a la vena cefálica y a los ramos superficiales del nervio radial. La arteria antebraquial superficial craneal es de pequeño calibre y difícilmente identificable en el curso de la disección.

    A transversa del codo. Toma una dirección lateral pasando cranealmente a la articulación del codo (figuras 2i, 4h y 4j). Participa en la vascularización del músculo braquial y de la parte proximal de los músculos extensores del antebrazo

    A cubital recurrente. Se dirige caudalmente hacia el grupo de músculos flexores del antebrazo (figuras 4d y 4j).

    A interósea común. Esta arteria, que tiene un calibre importante, es la última rama de la arteria braquial (figuras 4j y 4l). Se dirige caudalmente y, tras un corto trayecto, emite las siguientes ramas:

    A cubital. Contribuye a vascularizar los músculos flexores del antebrazo (figuras 4k y 4l) mientras discurre acompañando al nervio cubital.
    A interósea caudal. Se dirige distalmente entre el radio y el cúbito (figuras 4l y 4n) y, cubierta por el músculo pronador cuadrado, llega hasta el carpo, donde contribuye a vascularizar la cara palmar del autopodo.
    A interósea craneal. Atraviesa el espacio interóseo y, ya en la cara lateral, contribuye a vascularizar los músculos extensores del antebrazo (figuras 4l y 4n).

    La arteria mediana es la arteria del antebrazo (figuras 2h y 4g). Es la prolongación de la arteria braquial una vez que ésta emite la arteria interósea común. Situada en la cara medial del antebrazo y siempre acompañada por el nervio mediano (figuras 4a y 4e) se dirige distalmente hacia el canal del carpo, al que atraviesa, para participar en la vascularización del autopodo (figuras 6b, 6c y 6f). Da lugar, a lo largo del antebrazo, a las arterias antebraquial profunda y radial.

    A antebraquial profunda. Se dirige caudalmente hacia el grupo de músculos flexores del antebrazo (figuras 4e, 4i y 4k).

    A radial. Se dirige distalmente junto al borde medial del radio hasta llegar a la región carpiana, donde participa en la vascularización del autopodo (figuras 4g, 4i y 4k).

     

    Arterias del autopodo torácico

    Al igual que ocurre con la disposición de los nervios, las arterias de la mano se distribuyen formando un grupo dorsal y un grupo palmar. En la cara dorsal se encuentran, superficialmente, las arterias digitales dorsales comunes y, profundamente, las arterias metacarpianas dorsales. Las primeras proceden de la arteria antebraquial superficial craneal, que es la arteria que acompaña a la vena cefálica y a los ramos superficiales del nervio radial a lo largo de la cara craneal del antebrazo. Tanto unas como otras son de pequeño calibre y no se aprecian bien en el curso de la disección.

    El aporte sanguíneo al autopodo llega sobre todo por su cara palmar, que es por donde se distribuyen las principales arterias. En la región metacarpiana se identifican dos grupos de arterias. Las arterias digitales palmares comunes (I, II, III y IV), que son ramas de la arteria mediana, son más superficiales y de mayor calibre (figuras 6c, 6d y 6f); están acompañadas por los ramos del nervio mediano, que siguen un patrón de ramificación muy similar al de las arterias. El segundo grupo arterial está formado por las arterias metacarpianas palmares (II, III y IV), que son ramas de la arteria interósea caudal, más profundas y de menor calibre; estos vasos discurren entre los vientres de los músculos interóseos, a los que vascularizan, y se encuentran acompañados por ramos del nervio cubital (figuras 6i, 6j y 6l).

    Las arterias metacarpianas palmares continúan distalmente y se anastomosan, cerca ya de las articulaciones metacarpofalángicas, con las arterias digitales palmares comunes (figuras 6k y 6l). Cada una de las arterias digitales palmares comunes da lugar, distalmente a las articulaciones metacarpofalángicas, a dos arterias digitales palmares propias (figuras 6j y 6k). Estas vascularizan las caras adyacentes de los dedos contiguos, y llegan hasta la región de la falange distal.

     

     

    Arterias del miembro pelviano

    El aporte sanguíneo al miembro pelviano llega desde las últimas ramas de la aorta abdominal (figuras 10b y 9n). Sobre todo la arteria iliaca externa, y en menor medida la iliaca interna, participan en la vascularización del miembro. Otra rama de la aorta, la arteria circunfleja iliaca profunda, colabora también en alguna medida en la irrigación del muslo.

    A circunfleja iliaca profunda. Esta rama de la aorta vasculariza la parte caudal de la pared abdominal y las áreas superficiales de las regiones glútea y craneolateral del muslo (figuras 11a y 9n). Discurre acompañada por el nervio cutáneo femoral lateral.

    A iliaca externa. El principal aporte sanguíneo al miembro pelviano llega por un gran tronco arterial que desde la aorta abdominal, donde comienza, se dirige distalmente hacia el autopodo (figuras 9n y 10b). A lo largo de su recorrido la gran arteria va cambiando su denominación conforme va atravesando las diferentes regiones, de forma que la arteria iliaca externa, que es el primer nombre que recibe el tronco arterial, se va transformando progresivamente en las arterias femoral, poplítea, tibial craneal y dorsal del pie. La arteria iliaca externa, que tiene su origen en la parte caudal de la arteria abdominal, es pues la porción intraabdominal de la principal arteria del miembro pelviano (figuras 9g y 9f). Su única rama de importancia, que se desprende antes de que la arteria iliaca externa atraviese la laguna vascular (figuras 9f y 9k), es la arteria femoral profunda.

    A femoral profunda. Se dirige caudalmente. Emite el tronco pudendoepigástrico antes de dejar la cavidad abdominal. La arteria circunfleja femoral medial, por otra parte, es la continuación de la arteria femoral profunda una vez emitido el tronco pudendoepigástrico (figura 9f).

    Tronco pudendoepigástrico. Tras un corto recorrido se bifurca formando las arterias epigástrica caudal y pudenda externa (figura 9h). La arteria epigástrica caudal contribuye a vascularizar el músculo recto del abdomen (figura 9h). La arteria pudenda externa atraviesa el canal inguinal (figuras 9h, 9i, 9j y 8b) para vascularizar estructuras superficiales de la región inguinal (glándulas mamarias caudales, etc).
    A circunfleja femoral medial. Es la continuación de la arteria femoral profunda. Participa en la vascularización de los músculos mediales del muslo (figuras 10e, 10f y 10h).

    La arteria femoral es la continuación de la arteria iliaca externa una vez abandonada la cavidad abdominal a través de la laguna vascular (figura 9k). Ya en la parte proximal del muslo, la arteria femoral se sitúa en el canal femoral, que es la depresión que se forma entre la parte caudal del músculo sartorio y el músculo pectíneo. A lo largo de su recorrido por la cara medial del muslo, donde va acompañada por la vena femoral y el nervio safeno, la arteria femoral emite sucesivamente las siguientes ramas (figuras 10a y 10b):

    A circunfleja iliaca superficial. Se dirige cranealmente para vascularizar a los músculos sartorio y tensor de la fascia lata (figuras 10b, 10e y 11j).

    A circunfleja femoral lateral. Se dirige caudolateralmente para participar en la vascularización del músculo cuádriceps femoral, de los glúteos y del tensor de la fascia lata (figuras 10b, 10e y 11j).

    A femoral caudal proximal. Se dirige caudalmente para participar en la vascularización de los músculos mediales del muslo (figuras 10b y 10e).

    A femoral caudal media. Se dirige caudalmente para vascularizar los músculos aductor y semimembranoso (figuras 10b, 10e y 12e).

    A safena. Acompañada por el nervio safeno y la vena safena medial, la arteria safena continúa superficialmente por la cara medial de la pierna (figuras 9c, 10a, 12b, 10b y 12e). En el tercio proximal de la pierna se divide dando lugar a la rama craneal, más pequeña, y a la rama caudal, de mayor calibre. Ambas ramas siguen distalmente hacia el autopodo (figura 12c).

    A descendente de la rodilla. Se dirige craneodistalmente hacia la cara medial de la rodilla (figuras 12e y 12f).

    A femoral caudal distal. La última rama de la arteria femoral surge una vez que ésta se encuentra ya en la región poplítea (figura 12g). La arteria femoral caudal distal, que tiene un calibre considerable, se dirige caudalmente para ramificarse por las porciones distales del músculo vasto lateral y de los músculos caudales del muslo, y colabora también en el aporte sanguíneo a los músculos gastrocnemios (figuras 11d, 13f y 13g).

    La continuación de la arteria femoral más allá del origen de la arteria femoral caudal distal es la arteria poplítea (figura 12g). La arteria poplítea se dispone caudalmente a la rodilla, donde se sitúa primero entre las dos cabezas del músculo gastrocnemio, para después quedar cubierta por los vientres de los músculos poplíteo y flexor digital lateral (figuras 13d y 13g). A lo largo de su breve recorrido, la arteria poplítea emite pequeñas ramas destinadas a la rodilla. Una vez alcanzado el espacio interóseo de la pierna termina bifurcándose en las arterias tibial craneal y tibial caudal (figura 13h).

    A tibial caudal. Esta arteria, que es de pequeño calibre, vasculariza al músculo flexor digital lateral (figura 13h).

    A tibial craneal. Es la continuación de la arteria poplítea y la principal arteria de la pierna. La arteria tibial craneal, mucho más gruesa que la tibial caudal, atraviesa el espacio interóseo (figura 13h) y continúa distalmente por el área craneolateral de la pierna hacia el autopodo. A lo largo de su recorrido, donde emite algunas ramas para los músculos del grupo craneolateral de la pierna, discurre acompañada por el nervio peroneo profundo y queda cubierta por el músculo extensor digital largo (figuras 13e y 13ee). La arteria tibial craneal atraviesa el retináculo extensor de la pierna y, al pasar por la cara dorsal del tarso, cambia su nombre pasando a denominarse arteria dorsal del pie, que participa de manera importante en la vascularización del autopodo (figuras 14c, 14e y 14d).

     

    Además del gran tronco arterial que es la arteria iliaca externa, que va recorriendo el miembro en sentido distal con diferentes denominaciones, un segundo aporte arterial importante llega al miembro desde la arteria iliaca interna. La arteria iliaca interna se origina en la parte final de la aorta abdominal (figura 9n). Las dos ramas terminales de la arteria iliaca interna son las arterias pudenda interna y glútea caudal (figuras 9n, 9g y 9h). La arteria pudenda interna se distribuye por las vísceras de la cavidad pélvica (figura 9a) y llega también hasta el pene, en el macho, o el clítoris, en la hembra. La arteria glútea caudal, que es la que ahora nos interesa, es de mayor calibre y da lugar a ramas que vascularizan los músculos que conforman las paredes pélvicas y el grupo de músculos caudales del muslo.

    A glútea caudal. La primera parte de su recorrido es intrapélvica (figura 9h). Sale de la cavidad pélvica pasando sobre la espina isquiática y termina ramificándose en la parte proximal de los músculos caudales del muslo (figuras 11d, 11h y 11i). Antes de dejar la pelvis emite sucesivamente las siguientes ramas:

    A iliolumbar. Abandona la cavidad pélvica pasando bajo el borde ventral del ilion para dirigirse al grupo de músculos glúteos (figuras 9f, 9n y 11i).
    A glútea craneal. Abandona la cavidad pélvica pasando sobre la incisura isquiática mayor para dirigirse al grupo de músculos glúteos (figuras 9f, 9n y 11i).
    A caudal lateral. Se dirige hacia la parte lateral de la cola (figuras 9n y 11i).

     

    Arterias del autopodo pelviano

    El aporte sanguíneo al autopodo llega principalmente por medio de la arteria dorsal del pie (figuras 14c y 14e) y de la rama caudal de la arteria safena (figuras 12c, 12d y 15a). La prolongación de la arteria dorsal del pie es la rama perforante proximal II, que debe su nombre a que pasa de la cara dorsal a la cara plantar del autopodo atravesando entre las porciones proximales de los metarsianos II y III (figura 14d). Pero aunque las fuentes sanguíneas y la forma de llegar de éstas a la parte distal del miembro pelviano son diferentes a las del miembro torácico, el esquema general de la vascularización arterial del autopodo pelviano es, en buena parte, similar al que tiene lugar en el autopodo torácico. Así, y al igual que ocurre con la disposición de los nervios, las arterias del pie se distribuyen formando un grupo dorsal y un grupo plantar. En la cara dorsal se encuentran, superficialmente, las arterias digitales dorsales comunes y, profundamente, las arterias metatarsianas dorsales. Las primeras proceden de la rama craneal de la arteria safena, mientras que las segundas derivan de la arteria dorsal del pie. Tanto unas como otras son de pequeño calibre y no se aprecian bien en el curso de la disección.

    Las principales arterias del pie se encuentran, como en el miembro torácico, en la cara plantar. Allí se identifican las arterias digitales plantares comunes II, III y IV, que proceden de la rama caudal de la arteria safena y son más superficiales (figuras 15a y 15b), y las arterias metatarsianas plantares II, III y IV, que proceden de la rama perforante proximal II, son más profundas y, a diferencia de lo que ocurre en la mano, de mayor calibre (figura 15f). Las arterias metatarsianas plantares continúan distalmente entre los vientres de los músculos interóseos, a los que vascularizan, y se anastomosan cerca ya de las articulaciones metatarsofalángicas con las arterias digitales plantares comunes (figura 15e). Cada una de las arterias digitales plantares comunes da lugar, distalmente a las articulaciones metatarsofalángicas, a dos arterias digitales plantares propias. Éstas vascularizan las caras adyacentes de los dedos contiguos, y llegan hasta la región de la falange distal (figura 15e).

     

     

    Venas

    La circulación venosa se distribuye en ambos miembros formando un grupo profundo y un grupo superficial de venas. Las venas profundas siguen, en general, el mismo trayecto que las arterias, de las que se consideran satélites, y conservan también la misma denominación (figuras 2a, 9l y 10a). Por estos motivos, no se comentará aquí la distribución de las venas profundas. Las venas del grupo superficial, a las que dedicaremos más atención, son, por lo general, de un mayor diámetro que las venas profundas, y no discurren acompañadas por arterias. Ambos grupos de venas, por otra parte, no son independientes, sino que se encuentran conectados a varios niveles.

    La vena cefálica es la mayor vena superficial del miembro torácico. Tiene su origen en el arco palmar superficial, situado en la cara palmar de la región metacarpiana (figura 6a). Discurre después por la cara craneal del antebrazo (figura 7a), pasa por la cara flexora del codo (figuras 3a y 5e), cruza bajo el vientre del músculo braquiocefálico una vez en la región braquial (figura 5b) y termina desembocando, ya en la región caudal del cuello, en la vena yugular externa.

    V cefálica accesoria. Tiene su origen en la cara dorsal de la región metacarpiana y se incorpora a la vena cefálica en la parte distal del antebrazo (figura 7a).

    V mediana del codo. Es una conexión entre la vena cefálica y la vena braquial superficial que discurre por la cara craneal del codo (figuras 4b y 5e).

    V axilobraquial. Es una conexión entre la vena cefálica y la vena axilar (figuras 3a y 5b).

    V omobraquial. Es una vena de pequeño calibre, muy superficial, que conecta las venas axilobraquial y yugular externa (figuras 3a y 5b).

    Las venas safena lateral y safena medial son las mayores venas superficiales del miembro pelviano. La vena safena lateral, que se dispone en la región caudolateral de la pierna, se forma por la unión de sus ramas craneal y caudal (figuras 13a y 13b). La rama craneal, que es la de mayor calibre, se constituye en la cara dorsal de la región metatarsiana por la unión de las venas digitales dorsales comunes (figura 14a). Tras su trayecto superficial, la vena safena lateral se introduce en la fosa poplítea, entre los músculos bíceps femoral y semitendinoso, y termina desembocando en la vena femoral caudal distal (figura 13f).

    La vena safena medial, que se sitúa en la cara medial de la pierna (figuras 12a y 12b), se forma por la unión de sus ramas craneal y caudal. La rama craneal, que es la de mayor calibre, procede de la cara dorsal del autopodo, y presenta, en la cara dorsal del tarso, una gruesa rama anastomótica con la rama craneal de la vena safena lateral (figura 14a). La vena safena medial termina desembocando, en la cara medial del muslo, en la vena femoral (figura 10a).

     

     

    Linfocentros del miembro torácico

    El linfocentro axilar es el principal linfocentro del miembro torácico. Está compuesto por los nódulos linfáticos axilar y axilar accesorio (figura 2a). El nódulo axilar se encuentra caudomedialmente a la articulación del hombro (figuras 2f y 2i); al situarse en el espacio axilar, el nódulo axilar no es palpable. El nódulo axilar accesorio, que es inconstante, es también más superficial y es palpable; cuando aparece se sitúa caudalmente al brazo, entre los músculos dorsal ancho y pectoral profundo (figura 1aa). El linfocentro axilar recibe linfa procedente de estructuras profundas del miembro torácico, y también de la pared torácica y de las glándulas mamarias.

    El linfocentro cervical superficial está compuesto por dos o tres nódulos cervicales superficiales que se sitúan en la región preescapular, cranealmente al músculo supraespinoso y cubiertos por los músculos omotransverso y cleidocervical (figuras 1a, 1b, 1c, 2f y 2a). El linfocentro cervical superficial recibe linfa procedente de estructuras superficiales y proximales del miembro torácico, y también de la superficie lateral del cuello y de la parte craneal de la pared torácica.

     

     

    Linfocentros del miembro pelviano

    El linfocentro poplíteo está compuesto por el nódulo poplíteo superficial. Este nódulo se encuentra en la parte caudal de la fosa poplítea y es muy superficial (figuras 13a, 13c y 13f). Recibe linfa de las partes distales del miembro.

    El linfocentro iliofemoral incluye los nódulos iliofemoral y femoral. Los dos nódulos son inconstantes. El nódulo iliofemoral se encuentra junto a la parte distal de la arteria iliaca externa (figura 9l). El nódulo femoral, que es muy pequeño, se sitúa en el canal femoral junto a la arteria femoral (figura 9c). Ambos nódulos reciben linfa de las áreas mediales del miembro y de los otros linfocentros de la extremidad.

    El linfocentro inguinofemoral (o inguinal superficial) está compuesto por uno o dos nódulos inguinales superficiales. En el caso de la hembra reciben la denominación de nódulos mamarios, mientras que en el macho son los nódulos escrotales. Son muy superficiales y se encuentran, en la hembra, dorsocaudalmente a la mama inguinal (figuras 9g y 9h) y, en el macho, dorsolateralmente al pene. Reciben linfa de la cara medial del miembro y también llega linfa desde el linfocentro poplíteo. Además, drenan la parte ventral de la pared abdominal, las glándulas mamarias caudales y los órganos genitales externos.

    El linfocentro iliosacro está compuesto por un amplio grupo de nódulos que se dispone junto a las partes terminales de la aorta y de la vena cava caudal, y próximo por tanto al techo de las cavidades abdominal y pélvica. El nódulo iliaco medial, que tiene un gran tamaño, se encuentra junto al origen de la arteria iliaca externa; a veces es doble (figuras 9e y 9n). Los nódulos hipogástricos se disponen en el ángulo existente entre las arterias iliaca interna y sacra mediana (figuras 9e y 9n). Los nódulos sacros, más pequeños, se sitúan al lado de la arteria sacra mediana. Los nódulos del linfocentro iliosacro reciben linfa de las paredes abdominal y pélvica y de las vísceras pélvicas, así como vasos procedentes de los otros tres linfocentros del miembro posterior.

     

     

     

     

     

     

     

     

     

     

     

     

     

     

     

     

     

     

     

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